En los tiempos actuales se reclama mucho la libertad y el respeto a las decisiones personales. Se hace hincapié en la voluntad de querer y de elegir. Hay un rechazo a las presiones, nadie quiere sentirse obligado para tomar una decisión o hacer las cosas simplemente por cumplir sin que exista un querer verdadero.
Elegir confiando en el que sabe
Es bueno y saludable hacer las cosas queriéndolas de verdad, aunque nuestra capacidad de conocimiento no sea suficiente para entender los motivos de fondo.
Se puede desear algo aunque no se conozca bien. De hecho, cuando se elige una carrera son muy escasos los conocimientos que se tienen de la misma. Muchos se deciden porque les gusta lo que alguien cuenta sobre esa carrera, les parece interesante y basta eso para que la elijan; otros toman, en un curso de orientación vocacional, una batería de test para averiguar la capacidad que tienen para esa elección.
También se elige confiando en las personas buenas y en las que tienen una buena preparación. Los niños le preguntan a sus padres, los alumnos a sus maestros: Se elige al buen médico, al mejor mecánico, a la persona que está bien capacitada para un trabajo.
De todos modos, la elección debe ser personal. Cuando se elige libremente se asume también la responsabilidad que implica esa elección.
Los errores humanos y el perdón
A todos nos enseñan a ser responsable en nuestras elecciones, sin embargo, las equivocaciones son muchas y constantes.
Puede haber libertad en la elección y también se puede perder la libertad al elegir mal. Dice el refrán: “es de sabios rectificar”. De los errores se aprende cuando hay humildad y se admite la equivocación.
Las equivocaciones pueden tener consecuencias negativas para uno mismo y para los demás. La persona virtuosa también se equivoca, pero reconoce los errores y sabe pedir perdón. Las personas buenas piden perdón constantemente y tienen la voluntad de rectificar; en otras palabras: hay dolor por los errores (dolor de corazón) y ánimo de corregir (propósito de enmienda).
Se elige mal cuando falta rectitud de intención, y lo que se busca es el provecho personal o un negociado con complicidad. Es entonces cuando no se tienen en cuenta las virtudes y la honestidad de vida de las personas. Esas decisiones son deshonestas y propias de los corruptos.
Elegir la entrega
A lo largo de la historia hemos visto personas buenísimas que entregan su talento e incluso su vida por una causa noble. Tenemos el ejemplo de los héroes y de los santos. Son personas que no están pensando en su beneficio personal, sino en el bien de los demás, de su país o del mundo.
Una persona que se entrega, está dando lo mejor de sí para servir de verdad. La alegría y la libertad que conquistan es para todos los que se unen a esos ideales nobles, que exigen esfuerzo y sacrificio.
Los líderes de la honestidad y de la lealtad son los que están faltando en estos tiempos.
La corrupción generalizada ha contagiado a miles o millones en todo el mundo. Abundan personas con rabo de paja y no nos estamos refiriendo solo a las demandas o juicios, sino a la hoja de vida, a la trayectoria, a la conducta que tienen las 24 horas del día, también en sus hogares y en su vida privada.
El mundo necesita que se multiplique las personas que eligen entregarse y renunciar a sus éxitos personales por dar prioridad a una dedicación de servicio, para conseguir que la sociedad camine mejor y que todos puedan alcanzar las metas para vivir con dignidad y solvencia.
Para tener en cuenta:
“Elegir es seleccionar algo o a alguien con un cierto fin o para alcanzar un determinado objetivo” (Diccionario).
“Preferir a una persona, animal o cosa entre varias para un fin” (Diccionario).
“Entrega es persona, cosa o conjunto de cosas que se ponen en poder de otras” (Diccionario)
“La entrega es un valor que llevamos a cabo esforzándonos al máximo para alcanzar nuestras metas, a través de nuestras capacidades y sentimientos” (Valores Humanos).