Yo le hablaría al Perú y le diría que el Perú quiere hace tiempo, hace muchas décadas, cambios profundos, respeto, justicia, educación amplia y de calidad, acceso a buena atención de salud, no mendigar, no pensar en Lima, sino en un país completo, que dejen a la gente trabajar y no la persigan para quitarles su emprendimiento o castigar su negocio.
Eso se pide hace tiempo, hace muchos años, no es de ahora. Pero les fallaron siempre, todos, los presidentes y los congresistas. Miren bien, los de Lince o Barranco, los de Chorrillos, Comas o Vitarte, Los Olivos, San Juan de Miraflores y Huaycán en Lima -por ejemplo- no son los mismos de hace 20, 30, 40 o más años, son otras gentes limeñizadas, alejadas de sus orígenes, de nuestros orígenes, de nuestras culturas.
Ver el Perú desde una laptop en una ONG, una consultoría o un ministerio, desde un BMW o un Audi, como dueño de una mediana o gran empresa, o desde la casa de playa propia o alquilada, desde un café en Barranco o San Isidro no funciona, hay algo más, ¿Saben que es? Son varios países bajo una misma bandera y se están odiando, eso es lo grave.
Hoy le digo a ustedes, que en el Perú “unos hicieron campaña desde las redes sociales y otros, desde los programas sociales”…sí, esos que le asquean a muchos, esos donde ha robado desde el Ministro y sus funcionarios hasta el despachador de alimentos, esos que alguien en su paso por el Estado usa para fotos del facebook pero no para enseñar a sobrevivir y a vencer la pobreza, no entienden su magnitud y propuesta, aunque estén mal llevados, que son una red y que se ha usado ahora para llegar a todos los votos donde no llegan los discursos de twitter, facebook, instagram ni el whatsapp, unos con “su educación” y otros, con los profesores que dan esa y otra “educación” sin internet, sin computadoras, sin carpetas (y alimentando el resentimiento, sin casa de playa, sin vacaciones, sin trabajo, sin esperanza).
No se trata de que unos tienen y otros no, ha sido Castillo quien sin darse cuenta captó la señal y pudo ser otro quien capte la sintonía, es una lotería, no es una estrategia política pensada y los medios de comunicación son los culpables de acrecentar estas diferencias y resentimientos, de generar una señal negativa que cogió Castillo; Castillo es uno de varios alfiles, no es la cabeza, es un alfil.
Por eso Marco Arana y Veronika (que tuvieron juntos el 18,9% en las ultimas elecciones, no llegan ni al 8% ahora, también juntando sus votos), se cayeron al piso porque transformaron su liderazgo en caudillismo …”o yo, o nadie”, en cambio el profesor chotano, como chotano es Goyo Santos que le dio la plataforma y nadie habla del MAS (Movimiento al Socialismo, que tuvo 4,8% el 2016), logró que se sumaran silenciosamente Cerrón, Aduviri, Cáceres, Antauro y 16 más, con plataformas regionales.
Miren cuantos alfiles, ese es el peligro extremista, no es uno y esos “varios alfiles” representan a cientos de miles, dispersos, silenciosos, no hay como identificarlos, pero están en los programas sociales, están en el contacto diario y pagados por ustedes desde sus impuestos, ellos no necesitan intelectuales de izquierda ni economistas de la Católica o la del Pacífico, los odian porque los usan como muestra de laboratorio. El análisis es antropológico, siguen al hombre, no es sociología, ese es el error de todos.
La segunda vuelta no es un problema, es el problema inicial y desde allí, se desprenden una cadena de problemas más.