Israel le ha dado un marco de estabilidad a la región y un balance de fuerzas que determinan que es posible encontrar vías de entendimiento para una paz estable –progresiva, sostenible- en el Medio Oriente.
Los peruanos vemos como algo lejano lo que ocurre allí. Nos informamos por el avasallador despliegue mediático en contra de Israel y sin embargo, casi todos los países del mundo han sembrado fructíferas relaciones con Israel, debido a dos grandes factores. El primero, que no se puede dejar de reconocer la justicia histórica. Segundo, la globalización de la verdad, que se ha impuesto sobre la maquinaria radical de grupos extremistas que pretendían negar el derecho de existir a Israel.
Fruto de esta última fuente de coincidencias internacionales, nadie puede negar que existen rutas de cooperación para el progreso y desarrollo que permiten comprobar la disposición de ayuda para la auto ayuda desde Israel.
Sin una plataforma mediática que abunde en odios y violencia, se ha ido imponiendo la razón sobre las noticias que fabrican medias verdades, como lo ha hecho también un Estado soberano en largos años de ataques armados su contra. Un país entero, bajo la sombra de la amenaza constante, nos ha dado ejemplos para resaltar.
El conflicto siempre sacude conciencias y mortifica, pone a unos en flancos que están muy alejados pero también, prueba sentimientos, historia, voluntades, ideas.
Los medios de comunicación juegan el rol más importante en este escenario diverso, convirtiéndose en herramientas para la paz. No en instrumentos, sino en herramientas.
Fíjense bien en temas clave. En Israel existe democracia y libertad. En casi todos los países árabes, la democracia es un espejismo. De Israel no salen grupos terroristas, en cambio de las fronteras que lo rodean se propagan los grupos más extremistas y radicales que el mundo rechaza.
Entonces, si bien existe un conflicto, también tiene que equilibrarse la mesa de negociaciones para la paz, pero dando señales que provengan de gobiernos demócratas, que al fin y al cabo, son portadores de legitimidad.
El diálogo entre quienes se sustentan en los valores de la democracia y la libertad, es la mejor garantía de una Paz duradera.