Conversar sobre la educación peruana y los tiempos que nos han tocado vivir, es un reto enorme si lo haces con uno de los mayores referentes del sector: Edistio Cámere, que además de haber sido Director del Colegio Santa Margarita, es autor de obras tan importantes como “La Educación, futuro con esperanza”, “Educación, más allá de las aulas”, “La aventura de la elección profesional”, “Los valores, el futuro y el Perú”, “Piezas Claves en Educación”, “La Familia, una Mirada Optimista”, “Liderazgo y Participación desde la Escuela”, “La Educación Privada: Retos y perspectivas” y la “Escuela y Familia: una alianza y un propósito”.
Les compartimos esta entrevista y anunciamos que Edistio Cámere estará escribiendo con frecuencia en este portal de la Libertad.
La educación a escolares en la pandemia es un tema que causa miedo, dolores de cabeza y hasta dudas sobre si lo virtual puede reemplazar lo presencial, si se trata de un complemento temporal o si debemos buscar opciones para esta coyuntura que se sigue alargando. ¿Cuál es tu perspectiva, qué camino se debería tomar?
Toda enfermedad requiere de acciones, de medidas inmediatas y coyunturales hasta que remita o sus efectos disminuyan. La mejor defensa contra la pandemia, para los escolares se constituyó la educación virtual. Cuando en el corto o mediano plazo se controle el coronavirus, esencialmente las cosas se reordenarán. Lo virtual ha venido para quedarse pero no para reemplazar. La educación es un acto humano relacional. Es humano porque se realiza entre seres humanos inteligentes, que quieren y son libres… pero con distintas edades y grados de madurez; es acto porque tiene que llevarse a cabo con la intención expresa de educar y, porque el docente tiene que tener en posesión el conocimiento o bien a comunicar. Finalmente, sin que medie relación o vínculo difícilmente se logra aprendizajes sostenidos. Además del docente, el alumno aprende de la convivencia con sus pares. ¿Qué aprende? Comenzando por descubrir su identidad, sus talentos, sus habilidades, la amistad, la solidaridad, a mejorar su carácter y a corregir sus defectos. Mientras no se pierda la relación entre personas, la creatividad sabrá darle mil usos a lo virtual, más si se pretende que la tecnología sea el fin de la educación, – como sutilmente se pretende hacernos creer- el remedio habrá sido peor que la enfermedad.
Al principio de la pandemia, nadie levantaba protestas. Luego se armó un tumulto por el pago de las pensiones escolares. Ahora parece que las cosas están más calmadas. ¿Qué reflexión deja ese momento?
Una mirada reduccionista de la realidad – no sé si por miopía, por mala intención, por incapacidad o por imponer una ideología – fue lo que activó el tumulto contra las escuelas privadas. El gobierno eligió, enfatizó y comunicó que la educación tiene un solo componente: el económico. Conclusión, destrozó la confianza entre las familias y las escuela, sembrando enemistad entre ellos. Hoy, el mismo gobierno, define que el único componente para eliminar la pandemia es la cuarentena. Conclusión: ha enemistado a los peruanos.
El golpe asestado a la educación privada le será difícil de asimilar como institución. El daño infringido a los profesores no es menor: sin considerar el mayor esfuerzo y trabajo que implicaría acomodarse a lo virtual, el gobierno, castigó a los docentes recortándoles su sueldo.
En conclusión, desconfianza entre los educadores: padres de familia y educadores; control excesivo, disminución de la autonomía institucional y, limitaciones a su crecimiento y mejora educativa, la educación privada – la libertad de enseñanza y la libertad de pensamiento con ella – languidecen. Finalmente, ¿por qué ahora hay calma? Porque el sentido común, el cariño de los padres por sus hijos y las buenas respuestas de los colegios han logrado armonizar, sin la intervención precaria del Ministerio de Educación.
En tu último libro “Escuela y Familia: una alianza, un propósito” desarrollas el tema del Departamento de Familia como una propuesta muy sólida y que da para más. ¿Existirá un Departamento Virtual de Familia?
Si el colegio valora el aporte de los padres de familia en la educación de sus hijos, el departamento de familia, debería continuar con actividades para los padres. Necesitan conversar acerca del cambio multifuncional de las casas: es centro de trabajo, es escuela, es hogar, es descanso, es diversión… el tiempo en familia se ha tornado permanente, descubren nuevos modos de estar en familia, sin prisas, pero también, los roces, el desgaste en las relaciones producto del encierro… También las dudas de la educación virtual, del futuro de sus hijos adolescentes. En suma, es necesario activar el trato con los padres de familia, en esta línea, el contacto virtual es una arma eficaz y expeditiva. Una buena relación con los padres, enriquece al colegio pero sobre todo, permite que ambos – colegio y familia- borden la formación personal de sus hijos. Todo esto, quiso volárselo de un plumazo el gobierno con su miopía de la reducción de pensiones. No era necesario enemistar, la realidad hubiera llevado a los colegios a acoger a los padres con dificultades económicas, que desde larga data lo vienen haciendo.
Hoy más que nunca, ¿La adquisición de virtudes es un imperativo de los tiempos?
Dos hechos cercanos en el tiempo hicieron noticia. En el Perú el Club Universitario de Deportes cumplía un aniversario más cercano al primer centenario y numerosos hinchas salieron a festejar a las calles, con cantos y fuegos artificiales. En Francia, el Club Paris Saint Germain alcanzaba en 30 años su primera final en Champions League, tal logro lo expresaron con manifestaciones multitudinarias, cantando, saltando y hasta con algunos actos de vandalismo. Ambos festejos se llevaron en plena pandemia. Los medios de comunicación, personas juiciosas, determinaron que fue una irresponsabilidad, un acto de desobediencia, de rebeldía, de desconsideración con los demás, etc.
No les falta razón. Pero, ¿por qué esas persona valoran más el momento, lo que sienten, el pasarla bien? No es producto de ese momento. Esa “valoración” se incubo años atrás”, cuando se comenzó a quitarles autoridad a los padres y profesores; cuando el cliente tiene la razón; “si lo sientes: dilo, hazlo, no te reprimas. El consumismo que crea necesidades que no se tienen que postergar. El lograr éxito sin importar a quien tumbas en el intento. Ya se ve que es imperativo educar en virtudes desde niños. No basta con enseñarles a querer el bien, se les tiene que hacer buenos.