En estos tiempos de relativismo se ha generado una mentalidad preocupante que da licencia para que las personas se sientan en condiciones de entrevistar al diablo como si eso fuera muy interesante para tomar decisiones importantes.
Se piensa que al diablo hay que preguntarle si realmente es diablo, o tal vez tenga otra opción más moderada que se podría aceptar como una alternativa.
Al diablo no se le puede preguntar nada porque todo lo que va a decir es mentira. Se va a presentar como si fuera honrado y buena persona. Así son las tentaciones que utiliza todos los días con las personas. El consejo acertado es la advertencia clara para huir del demonio y no escuchar nada de lo que propone.
Currículum o prontuario
Hoy es fácil encontrar personas que piensan que es democrático coquetear con el diablo al acercarse a personas que tienen un prontuario escandaloso para preguntarles si realmente están de acuerdo con su curriculum vitae. Sería como preguntarle al diablo si realmente está de acuerdo con las maldades que provoca y difunde.
A las personas se les conoce por la trayectoria que han tenido a lo largo de su vida, por su conducta en los ambientes familiares y laborales, por lo que habitualmente hacen y por las obras, si es que las tienen.
A los ladrones, asesinos y a los amigos de ellos, no se les puede considerar para ocupar cargos importantes en una sociedad, tampoco deberían ser maestros o psicólogos, aunque estuvieran arrepentidos de las maldades que hicieron, ellos mismos deberían darse cuenta que no son idóneos para esos puestos de responsabilidad. Podríamos admitir que puede haber excepciones y que son mínimas, por el hecho de ser excepciones.
Alguna excepción
De todos los terroristas podría haber uno, que se convirtió y que está totalmente arrepentido y que lleva años alejado de esos ambientes de corrupción social, que esté haciendo obras buenas y que sea reconocido por muchas personas.
No se debe conversar con el diablo. Las tentaciones hay que rechazarlas siempre
Al diablo no se le puede dar entrevistas. El empeño de algunos periodistas de entrevistar a todos, aunque sea a los que están empeñados en seguir delinquiendo en los caminos equivocados, es un error de consideración.
Quienes piensan que pueden leer de todo, cualquier cosa, para informarse bien y así poder decidir mejor, están en un craso error. Es como si dijeran que desean probar el veneno para convencerse si realmente es veneno.
Al mal hay que tenerlo lejos. Eso es lo que nos dice la conciencia. Cualquier padre de familia le diría a su hijo para prevenirlo: “no te juntes, ni converses con personas que no son buenas”. Ningún padre de familia le diría a su hijo que conozca también a los pedófilos para que tenga experiencia de lo que es bueno y de lo que es malo.
La verdad y el bien nos dan libertad
La libertad se tiene cuando se está en el camino correcto que es el camino del bien. Para lograrlo es necesaria una educación que nos diga qué es bueno y qué es malo, para poder elegir el bien y rechazar el mal. Es lo que la conciencia bien formada advierte siempre.
Al diablo hay que decirle siempre que no, por lo tanto: ¡nada de entrevistas!
Imagen referencial: Celso PAZ