Durante los próximos días de este mes de marzo de 2022, veremos y comprobaremos de qué están hechos los actuales representantes en el Congreso de la República: De honestidad y sensatez, o de complicidad y entreguismo; no existe camino intermedio cuando la Democracia y nuestras libertades siguen en rumbo de demolición.
No se trata de radicalismos ni extremismos, sino de tomar posición clara y bien definida en la defensa y en el respeto a la Constitución Politica del Perú. No hay medias tintas ni votos de abstención o cobardías de ausentismos.
El país está en un camino que sólo nos revela dos posibilidades: Seguir en el precipicio, o poner un freno para escalar a la recuperación integral de la nación.
Es evidente que aquí se van a jugar todas sus cartas y amenazas las izquierdas en complicidad con una “prensa de alquiler”, inmoral, sin ética, vendida al postor de la corrupción y acompañada por los contínuos mercantilistas que usan los recursos públicos para envilecerse.
No se trata ahora de ver si se espera “el mejor momento” o si se sigue desesperando al Pueblo que sufre los efectos del desgobierno y la ausencia de políticas públicas que apunten a objetivos de progreso y desarrollo. No se trata de “ver con calma” las mejores opciones de los partidos, sino de los peruanos. No se trata de “dar un respiro” a los ladrones, para pensar opciones que están fuera del marco constitucional. Hay que aplicar la Constitución y punto.
Es necesario movilizar a la ciudadanía en las redes, en las calles, en las plazas, mercados, escuelas, universidades, trabajos, barrios y colectivos democráticos. Es necesario que no callemos, es necesario que digamos nuestra verdad.
Tenemos un gran país que se desangra y divide en sus raíces, que se olvida de sus oportunidades y posibilidades, porque las mafias de la política de las izquierdas extremistas y las mafias de los medios de comunicación se han cicatrizado sobre la herida que causan hace décadas en el cuerpo desfalleciente de millones, mintiendo, esquilmando, inyectando odio y violencia.
Nosotros, los ciudadanos, tenemos el poder de enterrar al comunismo y sus aliados, tenemos el poder de detener ese avance pernicioso del marxismo, tenemos la fuerza para construir nuestra propia resurrección.
No digamos que no, hagamos que sea verdad la Libertad y una mejor Democracia, participando activamente cada segundo, cada minuto, a toda hora, hasta lograr limpiar nuestro camino y el del futuro de nuestros hijos.