No se trata de si el gobierno es o no cercano a tus gustos o contrapuesto a tus disgustos, no se trata de estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que la señora Boluarte, elegida en la plancha presidencial del partido comunista Perú libre, junto a Pedro Castillo y también, a órdenes de Vladimir Cerrón, es lo que te convenció y ahora, tiempo contrapuesto, es lo que rechazas con fuerza, sino que estamos en medio de la trágica, inmensa y permanente crisis de todo sentido de realidad en que se ahoga nuestro país desde hace décadas, por culpa y causa de las izquierdas del odio y de ellas, en especial, por el resentimiento progre y caviar que hunde el sentido de cambio y reforma que necesita un país a la deriva.
Que hay gente de derecha, o que se dice ser de derecha, de centro que se dice ser de centro y de izquierda, que lo es de esa inmundicia y te repugna el conjunto de ignorantes, hipócritas, mentirosos y sinvergüenzas, no quiere decir que lo que dicen ser sea cierto, ni que sus supuestas “posiciones” reflejen una integridad política, sino que por el contrario, han abusado tanto de tantas denominaciones, que los que conforman el mapa partidario y de grupos de interés y de presión, son organizaciones delictivas buscando engañar y seguir engañando, para ser dueños del poder en el país. Ese es el problema, el poder.
Les disgusta a esos mafiosos, carecer de argumentos, ideas y propuestas, les incomoda esconderse en mentiras tras ser descubiertos conspirando contra la libertad y la frágil democracia que a duras penas resiste y parece ser algo así como un amortiguador a punto de no resistir más, pero sigue estirando su poco tiempo de vida útil, si es que le queda aún vida y utilidad para luchar más.
Un país de inmensas oportunidades, sigue peleado por culpa de los odios, por responsabilidad de los culpables de siempre: las izquierdas del odio, las hordas del resentimiento, las viejas pasiones de los fracasados y enormes disgustos que parten de acomplejadas miserias humanas creyendo que tienen la voz de todos.
Seamos un país que quiere recuperar su rumbo, sabiendo su camino, lejos de la podredumbre de las izquierdas, a las que hay que decirles: es tu odio caviar, lo que hace estancar las oportunidades del Perú.