Por definición, el péndulo oscila, va de un lado a otro y lo vemos ir de allá hacia el otro lado, o de allí hacia allá. Nunca en una posición definida. Eso es, es eso que se llama “acción popular”, una especie de partido pero sin dirigentes, sin líderes –sólo tiene apesadumbrados y voluntarios del desorden-, es una organización sin sentimientos de patria o de entrega a la nación. Por eso no basta con referirse a otros tiempos, a otros momentos pasados buscando escarbar algo noble y valiente, ya que “acción popular” no ha cambiado en su esencia ni en su modalidad de escape a las responsabilidades que le ha dado alguna vez el voto ciudadano. Siempre es lo mismo, igual decepción, inmaculada traición, oscura trayectoria política.
Lo hemos visto y lo estamos comprobando ahora con el gobierno de ultraizquierda donde “acción popular” es el socio perfecto para el crimen imperfecto. Una sociedad que produce descalabro, abismo moral, degradación legislativa, aburrimiento en la democracia, tiene en “acción popular” la respuesta a cualquier desatino para aumentar las desdichas.
Es una suma de grupitos donde el menos cerebral dirige la temporada, o donde por suerte o por lotería electoral, asume las riendas de algo, para seguir desbocando en el camino.
Hablar de “acción popular” ahora, no es hablar del Presidente Belaúnde para nada, sería ofensivo comparar para bien o acercar algo para distinguir un beneficio temporal que no le alcanza a lo que se llama hoy “acción popular”.
No es posible que un país como el Perú se debilite en sus estructuras ciudadanas porque una agrupación política pervierte sus roles y se entrega al negocio del poder. Es inconsecuencia y a la vez, irracionalidad manifiesta, o tal vez –sería trágico- puro mercantilismo. No encontramos otra respuesta.
Vivimos por eso con un congreso sin liderazgo, que abandona a los ciudadanos, que olvida a las familias, que reniega el hacer prevalecer la Ley y la Constitución, un Congreso ineficiente, en retroceso, lleno de enredos y enredándose en un remolino de vicios.
Nos preguntamos entonces: Eso que le dicen “acción popular” ¿Es sinónimo de algo positivo?