Redacción (Gaudium Press) La diócesis de Alcalá de Henares, en España, no suspendió sus misas por la pandemia de coronavirus. Se tomaron medidas de precaución evidentemente; pero no se suspendieron las eucaristías.
“¿Había alguna dificultad, en estos textos oficiales, para que se pudiera celebrar el culto en las iglesias? Ninguna. Por tanto, dije a los sacerdotes: ya que van a restringir la movilidad, nosotros hacemos lo mismo que hacíamos antes, pero como los grupos van a ser más pequeños, aumentemos si es necesario el número de misas”, expresó Mons. Juan Antonio Reig Plá, obispo de Alcalá, en entrevista a Mundo Cristiano que recoge Europa Press.
¿Qué se buscaba? “Custodiar el derecho de los fieles” se entiende que a los sacramentos de la santa madre Iglesia. Y también “poner en evidencia la libertad de la Iglesia” porque “como cedas en una parte, acabas cediendo en todo”, manifestó Mons. Reig Plá.
¿Qué entiende el obispo de Alcalá como ‘libertad de la Iglesia’? Es la “libertad de la Iglesia en la sociedad, siempre con una exquisita mirada a las disposiciones de carácter sanitario, de precaución. Los sacerdotes han estado desinfectando los bancos, limpiando el suelo, los vasos sagrados”, indica.
Ningún sacerdote muerto en parroquias
En la diócesis de Alcalá han muerto dos sacerdotes mayores por circunstancias diferentes al Covid 19, y también han muerto 7 jesuitas en la residencia de mayores que tiene esa comunidad: “Allí ha sido duro”. Pero de sus padres en parroquias, ninguno falleció. Un día convocó a sus sacerdotes para que se hicieran una prueba PCR, que detecta si la persona tiene el coronavirus, y con eso evitar el contagio.
Le sorprende que la asistencia a los templos no fuese considerada como trabajo esencial, pues según entiende es “lo más esencial” para los creyentes durante la “agonía”.
La pandemia nos recuerda la debilidad humana, dijo el obispo: “El Señor consiente estas cosas para nuestra reflexión, para que consideremos cómo estamos viviendo o qué criterios orientan nuestra vida”. Es este también “un tiempo de gracia, porque el Señor es el único que del mal puede sacar bien”.
También dijo que la pandemia es una ocasión para cuestionarse sobre “el individualismo”, ese que “propone que la persona viva de forma autónoma, desvinculada incluso de su propio cuerpo (puede hacer con él lo que quiera), de la familia, de la tradición, de Dios” y “de su patria”. Invita a “reconsiderar el valor de toda vida humana”.