Un esfuerzo ejemplar desarrollado por el Centro Internacional de la Papa (CIP), Compañía Minera Poderosa y Asociación Pataz, permite aplicar medidas de bioseguridad en la cosecha de sus experimentos de papa para garantizar que los agricultores se mantengan a salvo del nuevo coronavirus, además de la continuidad de la investigación y del suministro del producto.
Aunque estas medidas se han desarrollado de manera coyuntural como respuesta a la pandemia, los fines de los tres proyectos de investigación son de largo alcance: desarrollar variedades de papa biofortificadas, es decir variedades con mayor contenido de hierro y zinc para mejorar la nutrición de las familias de la zona, así como variedades aptas para procesamiento industrial destinadas a pollerías y establecimientos que actualmente tienen una alta demanda de este tipo de productos
Con ese fin, desde el año 2017 el CIP emprendió una novedosa alianza con la compañía minera Poderosa y la Asociación Pataz bajo el convencimiento de que el sector minero y el agrario logran objetivos comunes de desarrollo, si realizan acciones activas y concertadas.
Pero este año, el brote de coronavirus planteó un reto, pues surgió en la región en vísperas de la cosecha de campos experimentales para seleccionar nuevos tipos de papa, también conocidos como clones, ya sean biofortificados, o con buena calidad para fritura y horneado, recuerda Manuel Gastelo, Investigador Asociado Senior del CIP.
“Estamos siendo innovadores para mantener en marcha la investigación en tiempos de incertidumbre, lo que en el mediano plazo va a ayudar a promover ingresos sostenibles y seguridad nutricional en las poblaciones más vulnerables de los Andes peruanos”, corrobora Jorge Andrade-Piedra, fitopatólogo del CIP.
Proyectos integradores
En términos de desarrollo, son tres proyectos que se articulan para mejorar las condiciones de vida de los agricultores de la zona, alrededor de 1,100 familias, proveyéndoles semilla de variedades enriquecidas con hierro y zinc y capacitación para mejorar su nutrición, así como variedades aptas para procesamiento para mejorar sus ingresos.
“Desde el inicio entendimos que la investigación en el cultivo de papa beneficiaría a la población rural que vive y trabaja en nuestro territorio. Además, La Libertad es el departamento que ocupa el tercer lugar en producción de papa en el país; entonces, desarrollar este cultivo es lo más sostenible que podemos hacer con los agricultores”, explica Juan Miguel Pérez Quinto, Secretario Ejecutivo de la Asociación Pataz.
Por su parte, Gastelo indica que el Perú no cuenta con una variedad específica para procesamiento industrial con buena calidad de fritura, especialmente para bastones, que es la que requieren las grandes pollerías que, además, necesitan un abastecimiento diario y uniforme todo el año. Y es allí adonde apunta el proyecto: a obtener al menos una nueva variedad apta para fritura en bastones y horneado y además resistente a la rancha, la más devastadora enfermedad de la papa.
Los otros dos proyectos, biofortificación de variedades de papa con hierro y zinc y anemia cero, tienen un denominador común, orientado a contribuir con la mejora de la nutrición infantil y la seguridad alimentaria de las poblaciones vulnerables de la Región La Libertad.
“El proyecto anemia cero, es más social e incluye una estrategia para la difusión de los nuevos tipos de papa enriquecida con hierro y zinc que se logren, acompañada de un componente de educación nutricional”, refiere Cristina Fonseca, Coordinadora Técnica del Proyecto.
Según Elisa Salas, Investigadora Principal del proyecto, actualmente se realizan experimentos para comprobar las bondades de los clones enriquecidos con hierro en cinco localidades de la sierra norte y cinco de la sierra centro-sur del Perú.
Los primeros resultados son promisorios. “Los clones selectos biofortificados de la sierra norte presentan en promedio un incremento de 37% del contenido de hierro en relación con la variedad Yungay”, precisa.
“Estamos muy identificados con los productores de esta parte del país”, refiere Jimena Sologuren, subgerente de Responsabilidad Social y Comunicaciones de la Compañía Minera Poderosa.
“Somos parte del desarrollo y entendemos que es necesario impulsarlo desde diversos aspectos y el agro es uno de ellos. Además, necesitamos cultivos con altos rendimientos que no solo muevan la economía, sino también que combatan la anemia y mejoren la nutrición”.
“Este proyecto está demostrando que la minería y el agro forman sinergias y complementan el desarrollo” concluyó Jimena Sologuren, de Compañía Minera Poderosa..