No todo lo que se siembra se cosecha. Existen semillas que empiezan a dar fruto y luego se detienen. El buen sembrador para por muchas etapas de ingratitud. El amor que se puso y que incluso aún se conserva, no siempre es correspondido. Muchos que reciben amor dan las espaldas a quien les amó de verdad y se olvidan prácticamente de él.
El dolor por la ingratitud nos ata a la Cruz de Cristo. Fue Jesús el primero en recibir, no solo el olvido de los que amó, sino también el desprecio y el odio.
El odio a Dios
¿Cómo se puede odiar al que más ama? Eso sucedió con Cristo. El pecado del hombre, si no se erradica al tiempo, causa verdaderos destrozos en la conciencia y en las acciones de los seres humanos. No en vano decía un filósofo que “el hombre es el lobo del hombre”.
Toda la Pasión de Jesús es el resultado de la miseria humana. El hombre pecador, si no lucha contra su pecado se vuelve miserable y sanguinario, su conducta termina siendo peor a la de un animal.
La deformación de la conciencia
Si no se forma la conciencia con la verdad y el bien procurando que el hombre ame a su prójimo con el orden de su corazón, este se rebela y se convierte en un traidor con unas ambiciones desproporcionadas y fuera del sentido común.
El que se ama desordenadamente a sí mismo y se endiosa, cree que todo el mundo le debe sumisión y que tiene derecho a exigir atribuciones a los demás. Pierde todo afecto ordenado, incluso a la propia familia, y busca convertirlos a todos en cómplices de las malas costumbres que ha adquirido.
Hay un refrán que dice “cria cuervos y te sacarán los ojos”. Así sucede con el vanidoso que se le dio la mano y se fue hasta el codo, jactándose de “logros” y conquistas obtenidas sin mérito alguno, en complicidad con quienes buscaban medrar, a como diera lugar, para sacar tajadas sustanciosas de los bienes ajenos.
Urge formar las conciencias
Estamos en un mundo donde ha estallado la crisis en la educación de las personas. Se miente, se roba, se maltrata. A nadie le importa la vida de los demás. Se vive con una absoluta indiferencia donde cada uno procura aprovecharse del otro para salir adelante y tener éxito en base a una complicidad de manipulaciones para obtener gollerías personales.
Urge parar para hacer una profunda reflexión y poner los medios para revertir estas situaciones que claman al Cielo. Urge una educación de calidad para formar la conciencia de las personas y lograr la armonía social que está faltando, donde la gente se quiera de verdad y velen unos por otros de una manera solidaria.
El educando que es querido para que sea bueno debe ser agradecido. La gratitud de una persona a su familia y a los que lo han querido de verdad no debería fallar, si se ha formado bien la conciencia. Una persona que ama bien reconoce los bienes y el cariño que ha recibido y aprende a corresponder con amor al amor.
Para tener en cuenta: