Desde mediados de diciembre del año pasado, aproximadamente cinco mil ciudadanos bolivianos de diversas edades han ingresado constantemente, sin ningún problema al Perú, pero no por motivos de trabajo, turismo o comercio fronterizo, sino con la abierta finalidad de incentivar y generar violentas protestas y la creación de un ambiente de permanente zozobra, que está siendo coorganizado por grupos nacionales con la izquierda aliada al MAS o Movimiento al Socialismo, un partido político boliviano también de extrema izquierda, manejado por el expresidente y acusado de actos de corrupción, Evo Morales.
La alianza de los extremistas tiene varios objetivos políticos para cada lado, pero principalmente apunta hacia la desestabilización de todo gobierno democrático y la instauración de modelos dictatoriales y populistas que manipulen las conciencias ciudadanas con demagogia y servilismo, usando recursos públicos -de gobiernos regionales y municipalidades- crean militancias y milicias que viven de la eterna beneficiencia, sin aspiraciones individuales, sin esperanzas de progreso, paz y desarrollo. Su alimento es el odio y lo ilegal.
En Bolivia se quiere replicar, para el Perú, la algarada, la malacrianza ciudadana, el irrespeto a la fuerza pública y el enfrentamiento cotidiano como si fuera un debate político, por eso existen grupos de activistas que inclusive en zonas de Cochabamba se han adiestrado en formas de ataque y saqueos, construcción de armas artesanales (lanzacochetes y perdigoneras) a fin de iniciar enfrentamientos con la Policía y a la vez, para fabricarse “victimas” que luego se achacan al Ministerio del Interior y al gobierno de turno (si es que no es afín a los violentistas, como ocurre hoy en día).
Las organizaciones criminales bolivianas, una alianza narcopolítica que comprende también a todos los cárteles que destruyen la institucionalidad y el Estado de Derecho, refundando –según dicen en sus slogans-, las formas de hacer “militancia y consecuencia” están aliadas al contrabando, la trata de seres humanos y cuanto delito se asienta en la informalidad para extorsionarla, en la ilegalidad para acentuarla.
Los cárteles bolivianos han sembrado en territorio peruano bases de subversión y es en Puno principalmente, donde se encuentran sus representantes y aliados nacionales. Frente a esta complicada situación donde estamos hablando de seguridad nacional, es imperativo declarar el Estado de Sitio en la región Puno yen Cusco, Apurímac y Madre de Dios (Estado de sitio, en caso de invasión, guerra exterior, guerra civil, o peligro inminente de que se produzcan, con mención de los derechos fundamentales cuyo ejercicio no se restringe o suspende).
¿Qué se entiende por Estado de Sitio? “Por lo general, el estado de sitio se asemeja a la situación de guerra, en donde se otorgan facultades extraordinarias a las fuerzas de seguridad para la represión. De esta forma se intenta garantizar la paz social y evitar los estallidos de violencia. El estado de sitio se asemeja a una situación de guerra”. Para el caso específico de las regiones mencionadas, debe ponerse especial énfasis en los ciudadanos bolivianos infiltrados y que poseen DNI falsos, negocios fantasma y empresas irregulares, a fin de efectuar su detención y expulsión del territorio nacional. Y en los casos de portadores de armas, así sean de fabricación artesanal, su inmediata denuncia y procesamiento sumario.
El Peru está siendo atacado vía infiltración extremista desde Bolivia. Debemos responder inmediatamente, antes que sigan falleciendo más personas, engañadas por los extremistas o empujadas al escenario de la violencia que Castillo, Cerrón y el grupo de Mendoza han generado con tanto odio en el país.
Nota de Redacción: Imagenes referenciales vía diariosinfronteras.com.pe RadioTV pasión aymara Puno y facebook
Informe de Inteligencia aclara quiénes están detrás de todo…
“El informe que circula en los pasillos policiales determina las acciones que ya ocurrieron antes de las fiestas de fin de año con los hechos de violencia, pero también se ocupa de identificar a algunos dirigentes y señalar posibles acciones que se realicen en las zonas sur y norte de la región ante el reinicio de las protestas. En los reportes también se menciona al expresidente boliviano Evo Morales como un personaje que apoya los movimientos sociales en el Perú orientados al cambio de la Constitución y su conocido respaldo al expresidente Pedro Castillo. Además, señalan entre los dirigentes reconocibles a Lucio Ccallo Ccallata como coordinador de las organizaciones sociales de la provincia de El Collao Ilave, así como a Reynaldo Villahermosa como secretario general del SUTE de la provincia de Puno, a Félix Suasaca, Amador Núñez, Orlando Sanga, Alex Pilco, Marcela Gonzales, entre otros”