En Francia, el jueves 8 de octubre se aprobó el artículo 1 del proyecto de ley que fortalece lo que ellos llaman el “derecho al aborto”, es decir, a terminar con la vida de un niño por nacer.
La periodista Emmanuelle Lucas reseña en LaCroix.com algunos momentos de este triste suceso:
“En el preámbulo de los debates, el ministro de Sanidad Olivier Véran había pedido precaución. Recordó que ya se había planteado la cuestión de ampliar los plazos para garantizar un derecho efectivo al aborto, comprometido por la sobrecarga de hospitales frente al Covid. Dijo el ministro: “Ampliamos los plazos para los abortos con medicamentos tras consultar a la Alta Autoridad Sanitaria”.
“Asimismo, consideró que nuevamente era necesario esperar el dictamen del Consejo Consultivo Nacional de Ética, el que debe tomar su decisión a mediados de noviembre. “Les digo con toda sinceridad que extiendan los plazos sin consultar primero a los órganos que el Estado ha creado de manera independiente para informar nuestras decisiones políticas, eso es un problema”.
En el transcurso de los debates, se opusieron dos puntos de vista sobre la naturaleza misma de la reforma. Algunos de los funcionarios que se turnaron en la tribuna, consideraron que el desafío era garantizar en la práctica el derecho al aborto, ya consagrado en la ley francesa. Otros opinaron que la ampliación del plazo a 14 semanas planteaba una cuestión ética, que se debatirá como tal en el contexto de la revisión de las leyes de bioética en curso.
Los primeros fueron finalmente mayoría. La ponente, Albane Gaillot, seguida por la izquierda, desde el principio circunscribió el debate de la siguiente manera:
“Nuestro objetivo es promover los derechos de las mujeres. Un punto de vista desarrollado en particular por el Partido Socialista, que ya abogaba por extender el plazo legal a 14 semanas. “El derecho al aborto sigue siendo un derecho de segunda categoría que varía según el territorio y el acceso a un médico”, dijeron”
Reflexión ética entre libertad y protección de la vida
Por el contrario, la derecha, a los que se unieron algunos centristas, consideraron que la legislación sobre el aborto era una cuestión de reflexión ética, que debía examinarse como parte de la revisión en curso de las leyes de bioética. Este cambio de perspectiva no es neutral: si el aborto es una cuestión de bioética, y no solo un derecho, entonces el Estado puede regularlo.
“La legislación sobre el aborto busca conciliar dos principios, argumentó Xavier Breton (LR), la libertad de la mujer y la protección de la vida por nacer. Están olvidando intencionalmente la segunda dimensión. Sin embargo, si se han marcado las condiciones, es precisamente para ello. De lo contrario, no habría plazos ni condiciones en absoluto, como lo exige la planificación familiar”.
Por otro lado, Gaudium Press, la agencia católica, informó que la decisión de la Asamblea Nacional significa que avanza la agenda de la cultura de la muerte.
El proyecto ahora pasa a estudio del Senado, donde los debates se pronostican fuertes.
La votación fue de 86 a favor, en contra 59, y 7 abstenciones.