Como cualquier ciudadano, tengo todo el derecho del mundo a decir mi opinión:
Un candidato a la presidencia del Perú ha tocado las fibras íntimas de grupos orquestados para hacer de la corrupción una forma de vida, la que ha sido por más de 30 años una expresión de oscuros poderes legislativos, judiciales, mediáticos, empresariales, tributarios, municipales, regionales y cuanto uno pueda imaginar, corroborando con la realidad eso: la secuencia y la frecuencia del delito, del abuso, de la corrupción más sangrienta y terrible que se pueda evidenciar.
Un candidato a la presidencia del Perú, de muy pequeñito fue dando sus pasos iniciales, saltitos y andadas, pero pisando firme hasta que pronunció algunas palabras que causaron escozor, miedo y alerta en las sombras del delito: “Vamos a acabar con Odebrecht, vamos a acabar con las subvenciones a los medios, vamos a darle al pueblo, lo que es del pueblo y a Dios, lo que es Dios”
Se rieron de él y de algunos de sus seguidores, se burlaron de su mensaje y de las palabras simples que explicaba en cada pueblo del país, en las calles, congregando, siempre escuchando y luego, explicando hasta que los dueños del poder se alertaron nuevamente… “Está creciendo ese demente que invoca a Dios” dijeron.
Hoy, a meses de una peregrinación política de la que sólo hubo burlas en todos los medios (canales de TV, radios, periódicos y plataformas digitales del mismo foso), se levanta una esperanza en forma de Ola de color celeste, que mientras otras avanzan lento o retroceden, ésta se renueva con el viento de la Libertad que la acompaña, que mientras otras tienen alguna fuerza, esta se inspira en el Pueblo y se desarrolla inquebrantable.
A Rafael lo conozco desde los años de juventud, en Chiclayo primero, en Piura y Lima luego. No es mi amigo pero le tengo aprecio, es una buena persona, con sus formas y sus dimes, pero con nuestra Fe y nuestros valores y principios. Eso, es lo que para mí importa en política cuando las hordas del desorden, de los que quiere destruir a la Familia y la Vida, pretenden aprisionarnos más.
A Rafael lo quieren confundir los confundidos, lo quieren hacer símbolo de odios, los que odian creando símbolos de aberraciones. Por eso no le preguntan por sus ideas y propuestas, sino por sus valores y principios para atacarlo, porque el mundo de hoy (el “inmundo” de ahora) condena la verdad, el respeto, la fidelidad, el amor, el cariño y la Libertad.
A Rafael sino lo matan, tratarán de hacerlo, eso es evidente, ya chocó con todas las mafias y les dijo que serán derrotadas. Entonces, con la cubierta de los medios, tratarán de hacer pasar cualquier atentado contra su vida como un hecho episódico, pero nosotros sabremos que es parte del ajusticiamiento comunista, de la horda izquierdista por eliminarlo, de la mafia gubernamental morada por acabarlo, porque de eso se trata, que todos los delincuentes ataquen a quien los tiene en la mira hacia el cadalso.
Cuidemos a nuestros candidatos, a todos los que son limpios de vida y entregados de alma, porque las izquierdas, el gobierno morado y los extremistas del delito, los van tratar de eliminar físicamente, no políticamente, porque allí, no tienen argumentos, ni votos.
¡Mucha Fe, Rafael!