En estos tiempos que vivimos decirle a alguien que es fundamentalista es prácticamente insultarlo, llamarlo retrógrado y hasta homofóbico, y muchas veces es solo porque defiende unos principios éticos que son propios del cristianismo.
Defender la vida, desde la concepción hasta la muerte, la unidad del matrimonio, la fidelidad de los compromisos poniendo siempre a Dios en primer lugar, es algo que ya no se debería hacer porque, según estas ideologías liberales, va en contra el ejercicio de la libertad humana.
Mentalidades no cristianas
Ha ido creciendo una mentalidad relativista y liberal, lejana a los valores cristianos según las enseñanzas de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia.
Incluso algunos, que se llaman cristianos, porque han sido bautizados, piensan de ese modo, y creen que el cristianismo es solo para ayudar a las personas en los aspectos económicos y sanitarios y que lo demás es histórico, cambiante, y no vinculante para los tiempos actuales.
Parece que cada día son más las personas que ni leen, ni entienden las Sagradas Escrituras; muchos piensan que es un libro muy antiguo que ya no tiene vigencia y le piden a la Iglesia, que deje de lado esas doctrinas obsoletas y que se modernice, de acuerdo a las exigencias de los requerimientos actuales.
Los fundamentalistas no son cristianos
Los fundamentalistas son personas duras y tercas que insisten en determinadas ideologías para que todo el mundo las acepte. Son personas de pensamiento único, fanáticos, que quieren imponer las cosas.
Hay países gobernados por fundamentalistas. Las dictaduras que surgen del marxismo o socialismo y que restringen la libertad de las personas con todo tipo de controles y sumisiones.
También los sistemas que propagan una libertad absoluta con la autonomía de la conciencia y han perdido la noción objetiva de bien y mal. Ellos también buscan un consenso general rompiendo las leyes o los sistemas que consideran “moralistas”. Fomentan el libertinaje y no la libertad. Lo vemos en los grandes desórdenes que se producen en las costumbres y en la destrucción de la familia.
Los fundamentos de un buen cristiano
El cristiano que está cerca de Dios es una persona amable, respetuosa, generosa, que vive de acuerdo a la verdad y está siempre dispuesta para ayudar a los demás para que sean libres y felices.
La Iglesia y todos los cristianos nos apoyamos en unos fundamentos básicos para poder ser libres y conseguir que la sociedad esté unida.
Los fundamentos del Cristianismo han marcado la historia de la humanidad a través de los siglos y la regla de oro es la Caridad: el amor a Dios y al prójimo, con la capacidad de perdón y la acción de gracias.
El cristianismo es una exigencia de amor, muy lejos del fundamentalismo, que está en el lado de los odios, la hipocresía y los maltratos continuos.
Para tener en cuenta:
“Actitud contraria a cualquier cambio o desviación en las doctrinas y las prácticas que se consideran esenciales e inamovibles en un sistema ideológico, especialmente religioso. “en los últimos años, el fundamentalismo musulmán ha tomado iniciativas políticas” (Diccionario)
“De allí que los fundamentalismos sean dogmáticos, por su postura intransigente; fanáticos, por su militancia comprometida a toda prueba, y extremistas, debido a las consecuencias catastróficas que pueden acarrear las posturas irreflexivas, inflexibles e intransigentes de los grupos fundamentalistas, que son capaces de llegar a cometer actos atroces de terrorismo para imponer su doctrina. Asimismo, existen prácticas fundamentalistas asociadas a determinadas corrientes ideológicas, como las esbozadas en libros como Mi lucha, de Adolf Hitler, o el Libro rojo de Mao. Del mismo modo, se suelen calificar como fundamentalistas algunas doctrinas o sistemas de pensamiento asociados a la economía, la cultura o la filosofía para denotar su condición dogmática e inflexible” (Significados).