A lo largo de estos años hemos escuchado la palabra “consenso” como una manera de evadir la responsabilidad de gobernar en todos los niveles. Al final “todos y nadie” se hacen cargo de la toma de decisiones. Esto ha traído consigo el desgobierno y la ineficiencia en la administración de la cosa pública. Son ya once años de retroceso.
Dicho esto, el “consenso ” al que nos referimos no es el “consenso caviar sino es la coincidencia de una gran mayoría de ciudadanos sobre la imperiosa necesidad de la salida del comunista Castillo al cargo que se aferra con el apoyo de ganapanes de diverso pelaje. Y esa exigencia no se limita a su salida sino también a la salida de su socia y cómplice, Baluarte; quien ya habría encontrado en qué dedicarse al día siguiente”, tras su debut como cantante vernacular en Huancayo.
Ayer el siempre lúcido Hugo Guerra, entrevistado por el gran periodista Chema Salcedo en su programa de PBO RADIO, volvió a alertar sobre los peligros que acarrearía la estupidez de intentar seguir sosteniendo a Castillo. Guerra fue claro al decir que más de un congresista terminaría desgraciadamente colgado en un poste si persiste en su intento de aferrarse a una curul que ya no representa sino a casi nadie. Lucas Ghersi, otra de la voces combativas, concuerda en que la salida pasa por la realización de nuevas elecciones generales . El Congreso no puede sostenerse más por su ilegitimidad.
Desde la izquierda caviar y de otrora cómplices y tontos útiles del castrochavismo también concuerdan en la necesidad de la salida de Castillo pero apostando por una continuidad encabezada por la vicepresidente Boluarte, quien ha avalado estos casi nueve meses la incapacidad y corrupción comunista; lo que la hace incapaz moral para siquiera pensar en una “continuidad” con ella como alternativa.
Lo que vivimos es una olla a presión que podría explotar si no impedimos que “la chicha siga fermentando”. La violencia podría ser imparable y derivar en una guerra civil; lo que ha previsto hará varias semanas atrás el antes citado Hugo Guerra. Frente a ello, ¿cuál será la salida? Ya lo dijo un ex alto mando de las Fuerzas Armadas cuando al ser preguntado sobre la posición de los Institutos Armados frente a la coyuntura. El citado dijo que las Fuerzas Armadas tendrían que intervenir para frenar el caos y anarquía que pondría en peligro la continuidad del Perú.
La probable intervención de las Fuerzas Armadas se produciría por tanto no como lo prevé el periodista Hildebrandt (un “tradicional golpe”) sino como un acto restaurador de la Democracia o será que los altos mandos están “tranquilos” como diría hace poco el congresista Chiabra, ex Comandante General del Ejército y ex Ministro de Defensa. ¿Qué será “estar tranquilos”? ¿Estar de rodillas ante los enemigos de la Patria? ¿Olvidan acaso que los Institutos Armados están al servicio del Perú y de la Democracia y no de un desgobierno ilegítimo?
Anteayer fue en Huancayo; ayer en Puno. El comunista Castillo y sus ministros siguen esparciendo odio y mentiras en un desesperado intento de perpetuarse en el Poder, intento casi nulo. Basta de discursos reinvindicatorios a personajes como Hitler y la movilización de ingentes recursos para nada y a un costo de millones con recursos de todos.
El fin está próximo. Esperemos que ello no se produzca en medio de violencia y muerte, algo tan preciado pora los herederos ideológicos de la “doctrina anfo y dinamita “.