Las acciones subversivas que se vienen dando en territorio chileno, no son un fenómeno reciente, sino una consecuencia de años, de una muy bien planificada, extraordinariamente focalizada y mediáticamente permitida y justificada planeación política en su actuar, a pesar de contarse con suficientes recursos para ponerle una solución definitiva y a pesar de contarse con una legislación ad-hoc para enfrentarlas.
Ocurre que hoy en día es punible hablar de una condena al terrorismo, peor si viene disfrazado de ambientalismo, ecologismo, izquierdismo “reivindicanionista”, protesta de desposeídos, conflicto interno o como quieran denominar al crimen perpetrado por los extremistas que están ocasionando mayores daños a las personas y sus familias, que a las empresas y su sostenibilidad en regiones como La Araucanía.
Subvencionados por las FARC de Colombia, por los remanentes de Sendero Luminoso -vía desembolsos significativos de los cárteles del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro VRAEM- y por los cajeros del extinto Movimiento Revolucionario Túpac Amaru MRTA del Perú, que contaron con terroristas chilenos como administradores financieros de los cupos a los narcos, además de ingentes ingresos por los secuestros, robos y extorsiones efectuadas a lo largo del tiempo, han adquirido en años de ataques secuenciales, vasta experiencia y dominio de tres grandes objetivos: el territorial, el logístico y el periodístico, frente a los cuales los anteriores gobiernos huyeron de su responsabilidad y el actual, de tendencia muy similar al de estos criminales, se hace de la vista gorda.
“Son al menos 45 las víctimas mortales del narcoterrorismo presente en la macrozona sur de Chile. En dos meses de gobierno de Gabriel Boric ya van 3 asesinatos” reporta la Asociación para la Paz y Reconciliación en La Araucanía.
Y a estos terribles hechos se suman miles de denuncias ciudadanas como la siguiente:
“Anoche ocurrió un nuevo atentado con un artefacto explosivo, esta vez en Gendarmería, adjudicándoselo la misma célula terrorista “Mauricio Morales” que atacó la empresa donde trabajo. Nuestras autoridades siguen diciendo que en Chile No hay terrorismo…” @ClaudioCrespoG
Y lo dijimos antes, el 15/12/2018 y lo repetimos ahora en MDP Minuto Digital Perú:
“Estuve nuevamente en Chile y me sorprendí otra vez con el discurso de las izquierdas que justifican al terrorismo que amenaza con frecuencia a La Araucanía, tratando de explicarlo como un fenómeno de violencia rural, desborde popular o conflicto de intereses por la ocupación de tierras que eran posesión de algunas Comunidades” @primerpedal
Asesinar, quemar vivos a dos ancianos dentro de su vivienda, escuchando sus gritos desgarradores pidiendo ayuda, es terrorismo, significa una cobardía más abominable que usar discursos políticos de odio, porque se hace contra un ser humano, peor si las víctimas son dos ancianos indefensos.
Cuando escucho la conversación angustiosa pidiendo ayuda –en medio del fuego que consume su hogar- que esta pareja de viejos honestos hacen con la Policía local, se me conmueve el alma, me hiere el corazón.
Unos cobardes terroristas cercaron la casa con disparos, sabiendo que ellos estaban dentro. Y luego lanzaron artefactos incendiarios mientras veían consumir el esfuerzo de esta familia, destruyendo sus vidas, llevando a cenizas todo.
“Lo mismo pasa con frecuencia con otras personas, pequeños empresarios o gente sencilla que vive de su trabajo diario. Les queman sus propiedades, destruyen sus máquinas, incendian sus vehículos, los atormentan con disparos en la noche y hasta los Carabineros son blanco de esos criminales terroristas cuya denominación es una sola y la repito: terroristas”
Esa cobardía no es conflicto rural, no es violencia ecologista, eso se llama terrorismo.
Y tan grave es la situación en el sur de Chile, que “debido a los ataques subversivos con consecuencia de muertes de trabajadores de distintos sectores productivos de la Región, las mujeres de La Araucanía se manifiestan y e invitan a que todos se unan en alzar la voz por la Paz en la Región”.
Algunos podrían decir que es una exageración esto de llamar como terrorismo al asesinato de civiles, a la destrucción de infraestructura e instalaciones de trabajo. Pero la Fiscalía confirmó que en el ataque a un bus de trabajadores forestales “donde murió el señor Segundo Catril -el trabajador mapuche asesinado cuya comunidad denunció a grupos armados-, se usó armamento de guerra”.
Segundo Catril, el trabajador mapuche de la empresa Santos Reinao Millahual SpA -que prestaba servicios para Forestal Mininco, de propiedad de la CMPC- “recibió un disparo en su cráneo mientras se trasladaba desde su hogar a faenas de reforestación”. Fue asesinado por elementos subversivos en una acción claramente terrorista.
“Sólo le puedo decir que mi papá no es un comunero, mi viejito era un mapuche trabajador, pero no comunero. Los comuneros son los asesinos”, aseguró Juna, el hijo de Segundo Catril Neculqueo, quien murió tras ser baleado en su cabeza luego de una emboscada en Relún de la comuna de Lumaco, en la ruta que une a Capitán Pastene con Tirúa, mientras iba camino a su trabajo, según reseña duna.cl
¿Y entonces? ¿De qué hablamos?
Veamos algunas noticias poco mencionadas:
“Esta madrugada un grupo de atacantes interceptó al conductor de un camión en el kilómetro 4 de la ruta Lautaro-Vilcún. Tras amenazarlo y obligarlo a descender, le prendieron fuego al vehículo de carga. Los autores dejaron un lienzo contra el despliegue militar en La Araucanía”
Elinformadorchile.cl también explica el tema:
“Entre las comunas de Tirúa y Cañete, pertenecientes a la provincia de Arauco, Región del Biobío, también en la comuna de Lumaco, Región de la Araucanía y otras tantas localidades de la denominada Macrozonasur continúan desarrollándose infames y miserables ataques a indefensos y tranquilos habitantes”
Y menciona en detalle que “No es un misterio reconocer que hay prácticamente una violencia desatada en esos territorios donde la gran mayoría necesita trabajar y desplazarse libremente por las vías establecidas. Pero no pueden hacerlo sin temor a morir en el intento. Es una tragedia lo recientemente acontecido en Lumaco donde esforzados trabajadores forestales concurrían a sus faenas de madrugada y vilmente fueron emboscados por terroristas armados con fusiles y otras armas de grueso calibre. Mientras dormían o descansaban a bordo del microbús fueron acribillados con disparos certeros a las ventanillas donde alcanzaron a varios pasajeros y le causaron la muerte a uno de ellos con un disparo en la cabeza, Don Segundo Catril Neculqueo, de 66 años. Q.E.P.D.”.
Pero no perdamos de vista estos hechos que no son aislados, porque por ejemplo el 24 de mayo las noticias mencionaron una operación de comandos terroristas: “Asaltan ferrocarril Antofagasta-Bolivia: desconocidos roban cobre armados y vestidos de militares”, es decir, la extensión de la actividad delincuencial de la ultraizquierda subversiva y la impunidad que conlleva, es imparable en Chile.
Todo este drama coincide con las palabras claras y directas de José Antonio Kast:
“Nada ha cambiado en la Araucania: tanto Sebastián Piñera como Gabriel Boric fracasaron y no son capaces –antes y ahora- de imponer el orden y el respeto al estado de derecho. Un Gobierno competente y de verdad, jamás permitiría que los violentistas corten un camino en Chile”
Y repetimos con Evelyn Matthei:
“¿Tiene que haber más muertes de chilenos inocentes para que el Estado reaccione ante el terrorismo que impera en el sur?”
El tema es muy claro. Hay terrorismo en Chile y el gobierno de ultraizquierda ampara su expansión –hoy más que ayer-, por razones de ideología y de odio al progreso y al desarrollo.