La temporada de bajas temperaturas comenzó una vez más y, lamentablemente, debido a la falta de preparación oportuna, persiste una proporción sumamente importante de personas expuestas a riesgos elevados a nivel nacional. No existen aún estimaciones actualizadas para medir la crudeza que se registrará este año, pero es importante considerar los resultados de 2022.
De acuerdo con estimaciones del Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), entre junio y agosto del año pasado, la población expuesta a riesgo elevado alto o muy alto ascendió a 7,162,648 a nivel nacional. Esta cifra es alarmante, pero inclusive más preocupante es que, durante el mismo periodo de 2021, se estimaban solo 5,311,604 en el mismo nivel de riesgo. Es decir, en los dos últimos años, la vulnerabilidad ante heladas y friajes aumentó drásticamente y afectó a casi 2 millones de personas más.
Esta situación se agudiza en Arequipa, donde se registraron 1,234,905 personas expuestas a riesgo elevado frente a bajas temperaturas durante junio-agosto del año pasado. Este resultado implica un incremento súbito en la exposición al riesgo de este departamento, dado que en riesgo elevado solo se registraron 52,116 personas expuestas en 2021. Es importante resaltar que, en ese año, 1,182,789 personas estuvieron en riesgo medio frente a las bajas temperaturas, de manera que la mayoría de ellas habría ingresado a riesgo elevado el año pasado; es decir, las heladas y friajes han aumentado su intensidad y severidad en Arequipa.
Puno fue el segundo departamento más afectado en 2022, con un total de 1,125,230 personas expuestas a riesgo elevado frente a bajas temperaturas, aunque en 2021 encabezaba la lista con una cantidad similar de población en riesgo. En este departamento, el problema de heladas y friajes es más recurrente. Lo mismo ocurre en el Cusco, que el año pasado registró 1,038,737 personas en riesgo elevado por bajas temperaturas durante junio-agosto, cifra que también se asemeja a la observada el año previo.
Es decir, inclusive en los departamentos priorizados para reducir el riesgo, durante los periodos de mayor reducción de temperaturas, persiste una cantidad importante de población altamente vulnerable ante heladas y friajes. Lamentablemente, estos fenómenos traen consigo también severas pérdidas económicas para numerosas familias. Por ejemplo, durante junio-agosto del año pasado se registraron 3,733,588 hectáreas de superficie agrícola expuesta a riesgo elevado (+153,494 hectáreas respecto al mismo periodo de 2021).
Esta situación se agrava en Puno, donde se registraron 956,935 hectáreas agrícolas expuestas a riesgo elevado durante junio-agosto de 2022, de acuerdo con estimaciones del Cenepred. Sin embargo, si consideramos que la superficie agrícola reportada por el Ministerio del Ambiente (Minam) ascendió a 982,833 hectáreas en 2020, la proporción de hectáreas expuestas a riesgo elevado representa el 97.4% del total de este departamento.
El segundo departamento más vulnerable a pérdidas de cosecha sería Ayacucho, debido a que, el año pasado, se estimaron 348,980 hectáreas agrícolas expuestas a riesgo elevado, las cuales representaban el 74.9% de la superficie agrícola del departamento. El tercero sería Áncash, con 325,896 hectáreas vulnerables (65.4% del total de este departamento).
Es indudable que existe un alto grado de vulnerabilidad ante los fenómenos climatológicos este 2023, sobre todo si consideramos el riesgo de ocurrencia del fenómeno de El Niño (FEN) durante la segunda mitad del año. Sin embargo, el impacto de las bajas temperaturas y del FEN pueden mitigarse con una gestión oportuna. Solo si desde ahora se priorizan las inversiones para hacer frente a ambos eventos podrá reducirse el perjuicio que enfrentaran múltiples familias, pero también el abastecimiento de alimentos, dado que nuevamente la producción agrícola del país estaría siendo afectada tras la falta de fertilizantes, las sequías del año pasado y la mayor intensidad de las lluvias.
¿CÓMO PREPARARNOS?
Debido a la recurrencia de estos eventos, en el Perú opera el Plan Multisectorial de Heladas y Friajes (PMHF), que consiste en intervenciones de prevención ante la llegada de las bajas temperaturas. Sin embargo, como ya hemos advertido, el presupuesto asignado para dicho concepto fue afectado por la pandemia en 2020, pero para 2022 también se consideró una reducción importante del monto consignado (ver semanarios 1030 y 1126 de ComexPerú).
Las intervenciones más importantes del PMHF están orientadas al acondicionamiento de las viviendas, o la construcción de nuevas, para sobrellevar las bajas temperaturas. Por ejemplo, destaca la participación del Programa Nacional de Vivienda Rural (PNVR), para el cual se asignó un presupuesto de S/ 191 millones en 2022 (36.4% del presupuesto total del PMHF), con la finalidad de construir 9,913 viviendas rurales en dicho año.
Al respecto, es importante enfatizar que la proporción de familias rurales en condición de pobreza que cuentan con una vivienda adecuada a nivel nacional aumentó significativamente en los últimos años tras incrementarse del 13.1% al 44.6% entre 2018 y 2022. Si bien esto es positivo, es importante destacar que la mayor velocidad en el progreso de dicho indicador responde a que se fortaleció el PMHF en 2019, pero también que el resultado del año pasado se situó por debajo de las expectativas del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS), que proyectaba un 59.2%.
En realidad, al analizar los resultados de las intervenciones orientadas a reducir la vulnerabilidad de las familias con menores recursos, se aprecia un desfase en la cantidad de capacitaciones para la construcción de viviendas adecuadas y de familias que acceden a una vivienda mejorada proyectados por el MVCS y los resultados observados para cada año. Inclusive, resalta que en 2021 se apuntaba a un incremento significativo en los resultados de estas intervenciones, pero en ambas se registró un avance menor al 60% (es decir, los resultados representaron apenas poco más de la mitad de lo que esperaba alcanzar el MCVS).
Sin duda, las intervenciones para acondicionar las viviendas no son la única acción relevante que debe realizarse, también se debe mejorar la infraestructura de las instituciones educativas y los establecimientos de salud, instalar cobertores que protejan al ganado y proteger los cultivos. No obstante, los resultados en la intervención más importante del PMHF sugieren posibles problemas de ejecución también en el resto de los mecanismos de mitigación de riesgo.
Aun cuando el PMHF depende de intervenciones multisectoriales, es responsabilidad de los Gobiernos subnacionales participar activamente en estas, además de facilitar su desarrollo y promover iniciativas orientadas a proteger a la población que representan. Solo de esta manera se podrá reducir el severo impacto que año tras año generan las heladas y friajes.