Como lo manda el Eclesiastés, hay tiempo de hablar y tiempo de callar; tiempo de paz y tiempo de guerra. Hoy, asumámoslo de una vez por todas, ha llegado la hora de romper lanzas contra el comunismo.
Cualquier imagen indulgente pero distorsionada de Pedro Castillo Terrones como simple maestro primario y astuto dirigente sindical debe dejarse de lado. Quien funge de presidente es un títere voluntario del complot comunista urdido por la Coordinadora Continental Bolivariana, el brazo más perverso del Foro de Sao Paulo.
Durante los nueve meses que lleva en el gobierno su política no ha sido ni improvisada ni tonta, sino corrupta y direccionada para destruir al Estado desde adentro. Sí, ex profesa, bien planificada y asesorada por los cubanos. Por eso los atentados contra la minería, el dispendio fiscal, el nombramiento de delincuentes como ministros y funcionarios públicos, el ofrecimiento del “Mar para Bolivia”, las medidas populistas, el secuestro ciudadano del 5 de abril y toda la larguísima lista de barbaridades que padecemos, no son fruto únicamente de la incapacidad.
En la estrategia maoísta actualizada, post Abimael Guzmán, ya se ha cumplido con el primer paso de acceder al gobierno vía un proceso electoral viciado de principio a fin.
Con la implosión estructural determinada por la crisis económica que sacude al pueblo se ha avanzado en la segunda etapa, de agudización de contradicciones (“blanco versus indio, capitalino contra provinciano, rico frente a pobre”, etc.).
La tercera fase también se ha lanzado con el “batido de las masas”, esto es la agitación de organizaciones sindicales, asociaciones y frentes populares, a los cuales se les ha adentrado en la aventura de paros direccionados, huelgas sin sentido y enfrentamientos violentos en distintos puntos del país.
La cuarta etapa se lanzará hacia el 18 de mayo (celebración de Sendero), con acciones de levantamiento campesino y rural en la sierra, el Vraem y la amazonia, eventuales atentados contra el oleoducto norte, cierre de carreteras, bloqueo del tránsito fluvial, etc. Todo con contribución de ciertos funcionarios de la ONU que llegarán en los próximos días.
El quinto nivel será el de imponer la Constituyente vía la presentación de un ilegal proyecto de ley, luego la insistencia y finalmente la disolución del Congreso.
¿Frente a esto qué queda? Solo soluciones políticas drásticas dentro del marco constitucional para restablecer la democracia. Caso contrario, si prevalecieran la cobardía y la desunión, irremediablemente habremos perdido a la patria.