La prensa peruana está bajo ataque fiscal, judicial y gubernamental. Hay una campaña que tiene como eje desaparecer la libertad de expresión a cualquier precio y con cualquier pretexto. Contra esa monstruosidad debemos enfrentarnos radicalmente los demócratas.
Este régimen comenzó pésimo: con amenazas en contra de Willax Televisión y sus periodistas Beto Ortiz- (ahora exiliado), Phillip Butters y Milagros Leyva. Luego las presiones fiscales se ampliaron a Mario Vargas Llosa y Fernando Rospigliosi.
Hoy los ataques, disfrazados de indagaciones igualmente fiscales ha puesto la puntería contra Expreso, el diario de franca oposición al comunismo. Se requiere abusivamente a su director Antonio Ramírez -para que dé información sobre cómo se conduce el medio, a propósito de investigar a sus colaboradores Rafael Romero y Juan Briceño. Por otras vías también se nos ha presionado a los columnistas Luis Gonzales Posada, César Alfredo Vignolo y a mí mismo.
Hoy también se está amenazando a la directora del espacio dominical Panorama, de Panamericana TV, para que se rectifique –bajo riesgo de querella- por una información que estuvo fundamentada en peritajes científicos y que indirectamente toca al Presidente de la República. Desde su soberbia, Pedro Castillo destila odio contra la prensa libre, no informa como es su deber, obstaculiza la labor de los periodistas, ha ordenado formar cercos policiacos en torno a él y sus comitivas, también ha permitido que se golpee a reporteros. Su primer ministro Aníbal Torres ataca a mansalva, dice estupideces mayúsculas pretendiendo amedrentar a los medios, direcciona la publicidad estatal; y varios ministros, incluida la también vicepresidenta Dina Boluarte, odian a todo lo que representa crítica mediática.
El régimen está enfilado contra el periodismo auténtico; quisieran que solo hubiese waripoleras. La motivación es en parte ideológica, porque la izquierda marxista es enemiga de la libertad; pero la violencia, la persecución política y el odio también se motivan en el miedo, porque la prensa independiente es la mejor vía para luchar contra la corrupción y los abusos de poder en que incurre el Gobierno.
La libertad de expresión no es una gracia del Estado, es un derecho fundamental que debe exigírsele a los poderes de turno. Las libertades de prensa y de empresa periodísticas tienen amparo constitucional. En su momento derrotamos a Velasco, sobrevivimos el autoritarismo de Fujimori, superamos las intrigas de Humala, Vizcarra y Sagasti. Ahora volveremos a triunfar porque en el Perú el bastión de la prensa libre será defendido hasta la muerte.