La patria está sumida en lo más profundo del fango político, pero mantengo el optimismo: el 2022 los patriotas y quienes creemos en la libertad y la democracia venceremos al comunismo.
Nos enfrentamos a un proceso geopolítico trasnacional, el intento del Foro de Sao Paulo por acabar con los estados – nación liberales para formar una suerte de federación en la cual los países serían solo autonomías plurinacionales, centralmente controladas por un partido marxista. Sin embargo, el año que termina nos enfrentamos a los manejos delincuenciales del G2 cubano para impedir que el plan secesionista avanzara y logramos no solo que Evo Morales fuera declarado personan non grata, sino que también hicimos abortar la reunión cumbre del Runa Sur en Cusco.
Hemos sido constantes. Desde la segunda vuelta electoral el pueblo se mantiene movilizado. Son innumerables las marchas, plantones, jornadas de lucha, protestas, huelgas, etc., gracias a las cuales se ha bloqueado la convocatoria a una Asamblea Constituyente ilegítima; además hemos conseguido la renuncia de un canciller asesino, la remoción del primer Gabinete de confrontación y la censura de un ministro impresentable.
El castillismo no ha podido desmontar la lucha contra el narcotráfico; y si bien ha dado zarpazos contra la institucionalidad de las FF.AA. y la PNP, no pudo enseñorearse en la Marina de Guerra y hasta este momento encuentra sólida resistencia en la Dircote.
Desde la poca prensa comprometida con la democracia también hemos podido frenar en algo a la corrupción y el copamiento de la administración pública por parte de los marxistas. Se ha puesto al descubierto a la mafia de La Chota Nostra y se han ofrecido todos los indicios razonables que demuestran cómo Pedro Castillo es una suerte de padrino que intenta controlar desde la coima burda hasta el cohecho multimillonario.
En el nuevo año la competencia será durísima en las elecciones regionales y municipales, peor todavía si siguen en el cargo los cuestionados miembros del JNE y la ONPE; pero estamos seguros de que el éxito será contundente, lo mismo que cuando se presente la segunda moción de vacancia presidencial.
Superando personalismos y estrategias grupales, por fin la oposición democrática está construyendo la unidad en pleno combate, lo cual no es ideal pero sí manejable. Los traidores ya han quedado en evidencia y la ciudadanía seguirá en la lucha bajo la premisa de que el nuevo año debe ser el momento de la victoria final.