Hoy día leí -sin buscar-, por ese efecto negativo que aún subiste en la red “X” de colocar comentarios de gente que habla escribiendo tonterías, que si se logra la vacancia de la señora Dina Boluarte, quien lo reemplazaría es nada más y nada menos que el actual Presidente del Congreso, pero, no es verdad en los hechos, en la historia y en los antecedentes porque las mafias progres y caviares de las izquierdas del odio, han sembrado a lo largo del tiempo “nuevos procedimientos para que no se siga el inmediato proceso constitucional”, a fin que se deje sin efecto ese rumbo y se opte por uno de mayor confusión y acuerdos políticos, teniendo en cuenta que no sea cualquiera de los señores Congresistas, sino alguno de los que tengan “las nuevas condiciones exigidas”. Por eso, salió elegido Francisco Sagasti (y pudo haber sido la comunista Silva Santisteban por si acaso, pero perdió en las votaciones).
Para recordar: al renunciar el Presidente Pedro Pablo Kuczynski, asume su primer vicepresidente, Martín Vizcarra; Manuel Merino (de Acción Popular) era Presidente del Congreso de la República y su primer vice presidente Luis Valdés (del partido Alianza para el Progreso). A efectos de la vacancia de Martín Vizcarra “por incapacidad moral permanente”, Merino asume la presidencia en cumplimiento del debido proceso constitucional, pero se alientan protestas muy violentas ante lo cual, Merino renuncia y queda la presidencia del Perú -interinamente-, a cargo del congresista Luis Valdés, pero como Valdés había votado por la vacancia de Vizcarra, se le exige ilegalmente, en un acto de presión de sus colegas y los medios, que deje la Presidencia del Congreso para que asuma Rocío Silva Santisteban (comunista), quien se presenta de inmediato y formalmente para ese cargo (y por ende, para ser presidente del Perú por sucesión constitucional) pero no alcanza los votos suficientes por lo que, se presenta a su segundo en la lista, Francisco Sagasti (militante del partido Morado) quien es elegido por amplia mayoría como Presidente del Congreso y de inmediato, como Presidente interino de la República, quedando el Congreso bajo la presidencia de la congresista comunista Mirtha Vásquez. Así fue el enredo donde a la salida de Vizcarra asumía Merino (pero renunció) y debía seguirle Valdés (pero renunció también). ¿Porqué se hicieron exclusiones de candidatos? Porque se impuso la idea que los votantes de la vacancia, no podían ser sucesores de Vizcarra al haberlo vacado, es decir, una terrible supresión del debido proceso constitucional para imponer el criterio de los progres y caviares.
Otro caso registrado es el del ascenso de Valentín Paniagua, porque existía ya una intencionalidad de tomar el poder por las bancadas de oposición en una amplia y extraña alianza en la que dijeron que “ningún fujimorista debía ser” y es así que debiendo asumir la Presidencia de la República la señora Martha Hildebrant en caso el Presidente Fujimori fuera vacado o destituido, se preparó astutamente el terreno para que la Congresista Luz Salgado no asuma la presidencia del Congreso al ser censurada Hildebrant (por su manejo de estilo autoritario) y se dejó sin efecto el procedimiento natural, para imponer uno que, siendo válido, se legitimó “como acuerdo de pocos, impuesto a todos, ante la crisis en curso”. Por eso, estando el país en una tensión extrema, el Presidente Alberto Fujimori de viaje en el exterior y habiendo presentado éste su renuncia al cargo como mandatario de la nación, asume en consecuencia Valentín Paniagua, el Presidente del Congreso en ejercicio. Paniagua fue puesto en la Presidencia del Congreso gracias a la destitución de Martha Hildebrant, no por una elección sucesoria de la Mesa Directiva, sino como efecto de la destitución de quien estaba en la Presidencia (Hildebrant) y luego, asume la Presidencia del Perú por la renuncia de Alberto Fujimori (cuya vacancia estaba en proceso de implementarse),
Los días actuales son de tensiones parecidas pero con algunos componentes contradictorios, como por ejemplo el hecho que la actual Presidente Dina Boluarte, al igual que Martín Vizcarra, asumió la presidencia siguiendo el debido proceso constitucional (en el caso de Boluarte, por la vacancia al procesado Pedro Castillo, de quien fue su vicepresidente). Sin embargo, las acciones de Boluarte, que ha pasado de la extrema izquierda comunista a una posición de discurso anti progre y anti caviar (pura estrategia en la pelea entre izquierdistas), ha creado los escenarios para una vacancia que se podría encender en cualquier momento, pero que no logra efectuarse por la enorme división política de las fuerzas acreditadas en el Congreso (partidos fragmentados, tránsfugas repetidos y representantes procesados por infinidad de delitos), frente a lo cual Boluarte “opera mediante cesiones de poder, de dinero y de favores recíprocos, usando operadores de la peor calaña.
El panorama tan enredado ha producido que las lealtades sean un nuevo cuento más, que los compromisos no existan y que la verdad desaparezca y se desintegre. Por eso, desvarían inquietos los progres y caviares, desvarían las ensimismadas en su vanidad de laptop y celular, desvarían los medios que quieren volver a la planilla estatal y es posible leer en redes tantas o más estupideces que de costumbre.
Vivimos, sobrevivimos en manos de políticos conspiradores y miserables. Estamos sometidos a ser expectantes ciudadanos del fracaso que como país, no deberíamos permitir. ¿Necesitamos el escándalo, el caos, la anarquía?