Ahora resulta común, espontáneo y hasta risible que un ocioso procesado por terrorismo o un comunista condenado por corrupción, se vuelvan algo así como “una voz para discrepar”, cuando en realidad son un megáfono de agresiones, una letanía de ofensas, el eco de las desgracias y la maldición del pueblo.
El desastrozo ex gobernador de una riquísima Región de la Patria, muy mal administrada y siempre esquilmada, se cree referente, se considera precursor, se dice ser un paladín… pero es un don nadie, es un don nada, es la escoria de la podredumbre política, un “lanza arengas y mentiras” como queriendo hacer de su propaganda -la suya- el culto a la imagen de un delincuente -o sea, él-, un arrabalero, un cobarde que no dice ser terrorista marxista leninista maoísta y mariateguista, es decir, de sendero luminoso reciclado, para hacerse una estatua de refranes y discursos escondidos en el cartucho de dinamita y anfo con el que quiere reventar al país.
Al comunista, al terrorista, al narco-senderista hay que decirle en su cara lo que es, no hay que callar, basta ya de silencios complacientes y aceptación del daño permanente. No es posible seguir en lo mismo, hay que reaccionar, hay que golpear, debemos organizar la autodefensa de la Democracia y la Libertad.
No hay que tenerle miedo al político comunista cobarde, nos están apuñalando diariamente los marxistas, ¿Y les cedemos espacios de supresión de derechos fundamentales a los que quieren acabar con nuestros propios anhelos y esperanzas? ¡Qué carajos nos pasa!
¿La dictadura del conformismo la generamos y aplaudimos? ¿Porqué aceptamos el daño permanente?
La barbarie política del siglo XXI (comunismo, socialismo, progresismo, nuevo orden mundial, pandemias, ambientalismo de ocupación de la propiedad privada, usurpación de viviendas, invasión de la individualidad, expropiación del ahorro, asesinato de niños por nacer, destrucción de la familia matrimonial, desvirtuar la masculinidad y la feminidad, desmembrar instituciones, promover diferencias de legitimidad por conceptos insostenibles de plurinacionalidades…) ¿Se debe imponer sobre la racionalidad, la historia, los valores y principios, la legitimidad y la Libertad? ¡No, mil veces no!
Que no nos detenga nada ante la barbarie, que nadie se nos ponga en el camino de la Libertad y una mejor Democracia. En esa tarea, en esas acciones de “varios pasos adelante”, tenemos el deber de estar activos, secuencialmente, a cada instante, con la Bandera de la Patria en alto.
Ya basta de complacencias, ya basta de escuchar y callar. Hay que golpear y responder con firmeza, sin contemplaciones, hasta la derrota final, del comunismo.