Desde que nacemos y vamos creciendo, recibimos dosis de formación y de deformación, nos educamos y también nos mal educamos, somos amorosos convenidos y desamorosos rebeldes, creemos con vanidad que la soberbia es dignidad y aplastamos la dignidad por la vanidad de la soberbia. Los ciudadanos no estamos siendo formados, educados y amados, esa es la palabra, amados en los valores de la Libertad, en las virtudes de la sensatez y la tenacidad, sino que respondemos a códigos absurdos que nos imponen desde la política, ese veneno mortal vigente más que cualquier virus y aire contaminado. Esa es la verdad que negamos y aceptamos “como si fuese el sentido de la realidad y el camino del progreso”, mientras seguimos retrocediendo y desnaturalizando a la humanidad, ahora que todo debe ser “artificial” o tal vez, aparatos “inteligentes” decidiendo por los seres humanos.
La película que nos ha tocado protagonizar no tiene fin, sigue rodando al abismo, es una bola de barro duro que rompe caminos y destruye esfuerzos y que también, imprime odio, porque esa es su arma secreta, el veneno mortal, la política del odio, el nuevo marxismo leninismo hecho “lo correcto”, impuesto como justo, atornillado en el cerebro como “aceptado”.
Cada dia el silencio nos hunde en el abismo donde la bola de barro que no nos deja de aplastar, cada día sin luz ni destino se hace oscuridad y silencio, apatía y aceptación. ¿Porqué estamos deformándonos como seres humanos, como seres hermanos? Porque hemos entrado en un hoyo del que no queremos salir por miedo, cobardía y falta de rebeldía, necesaria rebeldía que debe hacernos levantar la mirada, gritar, romper el vidrio de emergencia que estamos nublando con el tiempo en contra.
Los ciudadanos ya no leemos lo que instruye y construye el pensamiento, ya no discutimos de filosofía sino de slogans y frases descompuestas, hemos dejado la economía de lado, para caer en la apuesta de quien juega con el presente, para hundir el futuro ajeno mientras se enriquece a costa del dolor de muchos.
Nos ponemos a pensar que todo lo que creemos que es lo correcto es la democracia, pero no es así, confundimos nuestro parecer con la verdad y la Libertad que están deformadas y siguen siendo usadas con máscaras que las ocultan, como el denominado progresismo, que es “retrocedismo”.
¿Existe un camino para volver a humanizarnos? La Democracia de la Libertad, nos enseña el camino de su sentido efectivo. La Democracia es una obra a poner en escena, sin fragilidades.
Ilstración de Shintaro Kago, Japón.