El secreto inicial, el engaño posterior y la realidad actual no se contradicen, se complementan cuando uno observa el comportamiento de la izquierda extremista en el Perú: una suerte de bandoleros sin pistolas, una mezcla de eternos dirigentes sindicales fracasados, con rostros de pose humilde, capaces de pedirte un sencillo para seguir caminando por la vereda del delito. Eso son, eso fueron, eso serán siempre los caraduras del engaño, del populismo, de la demagogia y de la fuerza bruta y achorada para manipular a lo que ellos llaman con desprecio “las masas”, es decir, al Pueblo en su conjunto.
No tienen ideas ni propuestas, sólo slongans y frases compradas de algún momento político en Cuba, en Venezuela, Nicaragua o Argentina. Copian, no son creación heroica, mienten, no son la voz de la verdad del proletariado, ni de los campesinos, ni de los ronderos, ni de los obrero, ni maestros. Siempre son una pequeña burguesía que domina en algunos pueblos olvidados del país, donde van a tomarse fotos y abusar de la inocencia ciudadana, haciéndose los nuevos nobles, los nuevos patrones, los gamonales del odio. Son alcaldes que no hacen nada, gobernadores regionales que roban todo y ministros con la incompetencia e inpetitud como curriculum de vida.
La izquierda está en extinción pero se sacude con astucia de ese lastre, acusando a todos de todo y vistiéndose con sotanas de templos podridos, de asambleas alcoholizadas en el contubernio y la traición.
La izquierda es más extremista que antes, más subversiva y más sanguinaria, pero no lo vemos así hasta que nos ahorca o nos fusila, porque permitimos tontamente que “la democracia” sea tolerante, cuando en verdad no existe ni debe existir tolerancia con quien quiere matarnos de hambre o de esclavitud en el pensamiento.
La agenda de la izquierda es tener cinco rostros y tres corazones. Cada rostro es la hipocresía en escena, cada corazón es la traición puesta en un puñal escondido con el nombre de “acuerdo nacional”, “consejo de Estado”, “mesas de diálogo”, “consejos descentralizados”, y cualquier otra denominación inconstitucional, irregular, ilegal, inexistente en el ordenamiento jurídico pero hecha algo así como una verdad aceptada, con la complacencia y complicidad de los medios de comunicación que siguen abiertamente a favor del dispendio y la corrupción, protegiendo la impunidad.
Hoy nos quieren vender la supuesta idea de una nueva constitución, pero es mentira. Se trata de convertir en una “constitución” al programa político del partido comunista Perú “libre”, para instaurar la dictadura más atroz, salvaje y sanguinaria que uno se pueda imaginar, ya que la fuente de inspiración de estos subversivos es la ideología totalitaria del partido comunista “sendero luminoso”.
¿Ahora te das cuenta?