En el Mensaje para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el Papa reconoce que la discriminación está presente y que la pandemia puso de relieve las vulnerabilidades de muchos.
“La Iglesia los ama y necesita de cada uno de ustedes para cumplir su misión al servicio del Evangelio”, comienza el mensaje del Papa para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra el 3 de diciembre, y que este año tiene como tema: “Ustedes son mis amigos”, difundido hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
“Los cristianos recibimos un regalo: el acceso al corazón de Jesús y la amistad con él”, prosigue Francisco: “Es un privilegio que hemos tenido en nuestra suerte y que se convierte en nuestra vocación: ¡nuestra vocación es ser sus amigos! Tener a Jesús como amigo es el mayor de los consuelos y puede hacer de cada uno de nosotros un discípulo agradecido, gozoso, capaz de dar testimonio de cómo su propia fragilidad no es obstáculo para vivir y comunicar el Evangelio”.
Según el Papa, de hecho, “La confianza y la amistad personal con Jesús puede ser la clave espiritual para aceptar el límite que todos experimentamos y vivir la propia condición de manera reconciliada. De ella puede nacer una alegría ‘que llena el corazón y toda la vida’ ya que, como escribió un gran exégeta, la amistad con Jesús es ‘una chispa que enciende el fuego del entusiasmo’ ”.
La Iglesia es tu hogar
Es el Bautismo el que nos hace “plenamente miembros de la comunidad eclesial y da a cada uno, sin exclusión ni discriminación, la posibilidad de exclamar: ¡Yo soy Iglesia!”. Esa Iglesia que “no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos”.
Cada uno de ustedes está llamado a hacer su propia contribución en el camino sinodal. Estoy convencido de que si realmente se trata de un “proceso eclesial participativo e inclusivo”, la comunidad eclesial se verá verdaderamente enriquecida.
Francisco se centra en la persistencia de la discriminación contra las personas con discapacidad que se sienten “tratadas como cuerpos extraños para la sociedad”.
“La discriminación todavía está demasiado presente en varios niveles de la vida social; se alimenta del prejuicio, la ignorancia y una cultura que lucha por comprender el valor inestimable de cada persona. En particular, seguir considerando la discapacidad, que es el resultado de la interacción entre las barreras sociales y los límites de cada persona, como si fuera una enfermedad, ayuda a mantener sus vidas separadas y a alimentar el estigma hacia ustedes”, escribe el pontífice en su mensaje.
Además, el Papa no deja de referirse a la “falta de atención espiritual” que en ocasiones también “se manifiesta en la negativa a acceder a los sacramentos”. La referencia aquí es al Directorio para la Catequesis donde claramente emerge que no puede haber ninguna forma de rechazo.