El arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, afirmó que “el futuro está en la educación” y que debemos “convencernos de que la educación es la clave para el avance del país, y para la configuración de su cultura. ¿Cómo es posible que no hagamos nada por esto?”
“Cuando en 1983 se inició el período democrático que todavía estamos viviendo -comenzó diciendo monseñor Aguer- se propuso un ideal muy bello, muy noble, que decía que ‘con la Democracia se come, se cura y se enseña’.
Pasaron 37 años y me pregunto: ¿La democracia argentina cumplió con esos nobles propósitos?
Pobreza y deficiencia sanitaria
“En cuanto a la comida tenemos un 50% de pobres en el país y de ellos hay un alto porcentaje de indigentes y hay gente que no come bien, hay que darles la comida y lo estamos viendo ahora. Luego: ¿se cura? Este tiempo de pandemia nos ha hecho advertir las deficiencias gravísimas del sistema sanitario y uno se pregunta qué se ha hecho en todos estos años. Finalmente: ¿se enseña? Ahora la pandemia y la cuarentena nos impiden las clases presenciales, pero nos hemos ingeniado muy bien para hacerlo mediante internet y algo se salva ciertamente”.
Gravísimo déficit en la educación
“Pero el problema que quiero señalar -prosiguió el prelado- es mucho más profundo: hay un déficit gravísimo en la educación argentina que no viene de ahora y tiene una larga historia”.
“El país conoció tiempos mejores: yo fui alumno de colegios y escuelas públicas de gestión estatal. Conocí tiempos buenísimos cuando la educación estatal era muy buena. Siempre estuvo afectada de un laicismo que le viene desde sus orígenes pero era excelente. Recuerdo con gratitud a mis maestras y profesores. ¿Esto se da hoy? Desde la perspectiva católica y de las escuelas de la Iglesia notamos que las familias, en general, y hablo de familias de sectores pobres y sencillos, huyen de la escuela estatal. El más humilde de nuestros colegios parroquiales tiene larguísimas listas de espera para poder entrar allí. Recuerdo que cuando era arzobispo muchas veces me llamaban funcionarios, políticos, empresarios, pidiéndome que les consiguiera una vacante para entrar en alguna de nuestras escuelas, cosa que obviamente no hacía porque era desplazar a otros de las listas”.
Los chicos no saben leer y escribir correctamente
“Aquí hay un déficit crónico. La gente sabe muy bien que en la escuela primaria de gestión estatal los chicos no terminan su curso sabiendo leer y escribir correctamente. Y hablamos de lo elemental, no de la formación y como les digo, en las escuelas de mi tiempo tuve una formación cultural buenísima en todo sentido, en todas las asignaturas y actualmente no se da eso evidentemente”.
“En la primera mitad del siglo pasado hubo interesantes procesos, personas que trabajaron muy bien, pero luego nos la pasamos de reforma en reforma. Desde 1983 hemos tenido no sé cuántas reformas y se plantea que si el secundario lo seguimos así o si lo cambiamos por el polimodal y vemos que el polimodal no anduvo y volvemos al secundario. Y el secundario que no lo era, ahora lo hacemos obligatorio. Pero vemos que no funciona”.
Los políticos no se ocupan de estas cosas
“El problema es mucho más profundo evidentemente y tiene que ver con la situación de la sociedad pero tenemos que convencernos de que la educación es clave para el avance de un país, para la configuración de una cultura. ¿Cómo es posible que no hagamos nada por esto? ¿Los políticos que hacen? Vemos que los políticos se ocupan de sus cosas, de sus bolsillos, etc., pero de estas cosas no se ocupan”.
“Yo he comprobado, en mis años de arzobispo, cómo diputados, senadores, ministros, desconocían los elementos fundamentales como, por ejemplo, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires. Muchos no sabían que el artículo 199 dice que “los escolares bonaerenses deberán recibir una educación integral de sentido trascendente según los principios de la moral cristiana respetando la libertad de conciencia”. Lo dice la Constitución de la Provincia aprobada en 1994, en el período plenamente democrático y hubo ministros de Educación que no conocían este artículo y entonces imponían no sólo en las escuelas estatales cosas contrarias a la ley natural, a la ley de Dios, sino que también pretendían entrometerse en las escuelas de la Iglesia para que nosotros usáramos los programas que ellos decidían, programas infectados de relativismo, de constructivismo, que no reconocen la existencia de la verdad”.
Monseñor Aguer concluyó su reflexión manifestando que “acá hay mucho que revisar y hay muchas cosas que solucionar. Creo que la conciencia clara acerca de esto ayuda mucho y lo digo para que lo tengan en cuenta. Ustedes tendrán hijos, nietos, sobrinos, chicos o adolescentes: piensen en ellos. ¡El futuro está en la educación!”.+