El Papa Francisco ha elegido el tema de la esperanza, que será central en el Jubileo de 2025 y en su mensaje, se resaltan las siguientes palabras:
El Espíritu Santo es la fuente inagotable de la esperanza cristiana. San Pablo nos dejó estas palabras preciosas: «Que el Dios de la esperanza os llene de toda alegría y paz en la fe, para que reboséis de esperanza por la acción del Espíritu Santo» (Rm 15,13). Si la Iglesia es una barca, el Espíritu Santo es la vela que la impulsa y la hace avanzar en el mar de la historia, hoy como en el pasado.
La esperanza no es una palabra vacía, ni un deseo vago de que las cosas salgan bien: la esperanza es una certeza, porque está fundada en la fidelidad de Dios a sus promesas. Por eso se llama virtud teologal: porque es infundida por Dios y tiene a Dios como garantía. No es una virtud pasiva, que se limita a esperar que las cosas sucedan. Es una virtud profundamente activa que ayuda a hacerlas realidad. Alguien que luchó por la liberación de los pobres escribió estas palabras: «El Espíritu Santo está en el origen del clamor de los pobres. Es la fuerza dada a los que no tienen fuerza. Él guía la lucha por la emancipación y por la plena realización del pueblo oprimido»
El cristiano no puede conformarse con tener esperanza; también debe irradiarla, ser sembrador de esperanza. Es el regalo más hermoso que la Iglesia puede ofrecer a toda la humanidad, especialmente en los momentos en que todo parece invitar a arriar las velas.
El apóstol Pedro exhortaba a los primeros cristianos con estas palabras: «Adorad en vuestros corazones a Cristo el Señor, dispuestos siempre a dar razón de la esperanza que hay en vosotros». Pero añadía una recomendación: «Hacedlo, sin embargo, con dulzura y respeto» (1 Pe 3,15-16). Y esto porque no será tanto la fuerza de los argumentos lo que convencerá a las personas, sino el amor que sepamos poner en ellos. Esta es la primera y más eficaz forma de evangelización. ¡Y está abierta a todos!
Queridos hermanos y hermanas, ¡que el Espíritu nos ayude siempre, siempre a “rebosar de esperanza por la acción del Espíritu Santo”!