Repetir la misma estrategia manipuladora es la consigna de los medios de comunicación, que activistas y militantes de la deshonestidad intelectual arrimada a la ultraizquierda, pretenden imponer subliminalmente a los ciudadanos peruanos. Esa estrategia, gracias a Dios, está siendo destruida diariamente en las redes sociales por los jóvenes, quienes han detectado la carencia de sustento en las encuestas de ahora, similares en engaños a las de antes.
Y es que es muy fácil detectar las inconsistencias por un lado y a los “pagantes” o auspiciadores en el otro extremo. Es así que el diario Perú21, a la sazón un engendro de páginas de muy mala construcción y cargado odio político se ha dispuesto a ser la caja de resonancia de la encuestadora más desprestigiada del país, aquella de que en pocas horas dejó al descubierto su plan de maquillajes o mejor dicho, sus errores de cifras (en las pasadas elecciones). ¿No fue verdad entonces que los que no aparecían, resultaron ganando y los inflados, despareciendo?
Es obsceno el comportamiento mediático de periódicos de apenas cinco mil ejemplares vendidos y bajísimas visitas en sus páginas web, además de languidecer por suscriptores. Por ejemplo, ni un solo medio peruano tiene más de diez mil aportantes efectivos mensuales, en un universo donde para sobrevivir (planillas, luz, agua, oficinas, equipos, redes, costos adicionales, transportes, etc.) se necesitarían por lo menos cien mil adherentes que coticen mensualmente por lo menos un dólar. Pero “no los hay”. ¿Y entonces, de dónde viene el dinero o la supervivencia de algunos privilegiados?
Unos dicen que chorrea del lavado de activos, de mafias medianas que se acercan a los medios y prácticamente los compran. Otros mencionan que algunos grupos económicos financieros que mantienen redes de presión con el actual gobierno juegan al “te amo, te ataco, te amo” y con ese comportamiento, extorsionan para más privilegios. Se mencionan también poderosas oenegés de la izquierda internacional que apetecen volver a dominar la escena política de países como el Perú. Lo cierto es que existen alcancías que siguen soltando monedas a la perversidad de los medios y que, de esas alcancías, algunas están relacionadas con un lobby financiero criollo que pretende imponerse, para adueñarse de los fondos de pensiones en una forma u otra.
El país está entrando en la encrucijada electoral rápidamente, un corralón de casi cuarenta organizaciones de extraña conformación y nula presencia -en su mayoría-, que están dispuestas a cualquier jugada o alianza con los medios, con tal de aterrizar en palacio de gobierno para robar o para seguir robando.
Ni una sola encuesta es válida, ni una.