Una semana antes lo soltamos como una versión de la cual teníamos muy buena información, pero era necesario que alguien, o como dicen en los pasillos del Congreso, que “alguienes” hablaran y soltaran las evidencias que progresivamente van apareciendo para demostrar que lo oculto, lo de siempre, está ocurriendo, como siempre: existen negociaciones para una amplia amnistía política y un indulto selectivo que busca controlar toda muestra de protestas y oposiciones que interrumpan el camino hasta el 2026 de la señora Boluarte y su aparato político.
Hubo silencio estos siete días que han transcurrido desde nuestro anuncio, al extremo que nadie tomó la noticia como punto de apoyo para ampliarla, pero es así con los medios tradicionales, porque la mayor envidia nace entre medios de comunicación, que en vez de ser proactivos y unidos cuando se trata de valores, principios, democracia y Libertad, miran con indiferencia el trabajo que puede unir al periodismo, en un país que no le cree a los periodistas. Y como nosotros no dependemos de lo que hacen esos medios, sino de nuestros propios recursos y el inmenso apoyo que recibimos de nuestros fieles lectores, seguimos en la brega imparablemente, como lo hacemos ya varios años silenciosamente, bajo un estilo que no pueden copiar: el de la verdad.
Reafirmamos: sí se han dado, sí han existido, sí se siguen efectuando reuniones entre voceros del gobierno, con representantes de partidos y bancadas para negociar dos grandes temas (1) la elección de la nueva Mesa Directiva del Congreso y (2) el canje para que las protestas se acaben y se hable de una nueva era de “unidad, diálogo y reconciliación”. ¿Cuál es el precio de cada tema puesto en la ruleta de la suerte?
La Mesa Directiva es un negocio, una apuesta y una lotería, donde todos quieren estar porque si cae Dina Boluarte, quien sea presidente del Congreso tiene todas las posibilidades de ser su reemplazo por sucesión constitucional, convocando desde luego a elecciones en los plazos previstos. No es cierto que el Congreso “esta obligado a elegir un nuevo presidente de ese poder del Estado, quien de inmediato será juramentado como presidente de la República”. Lo ocurrido en los casos de Paniagua y Merino, fueron excepciones de negociaciones que en el tema Paniagua funcionó para la transición, pero en el caso de Merino, un proceso distinto, encendió las iras y provocó su renuncia en pocos días. Valentín Paniagua no fue artífice ni líder del final del fujimorismo en el gobierno, no tenía anticuerpos, en cambio Merino fue parte de la operación “sale Vizcarra” y éste último contaba con varios soportes ante los cuales Merino no era nadie y además, tenía Vizcarra un plan alternativo de la mano del partido Morado y sus aliados caviares en los medios, oenegés y diversos gobiernos regionales.
Pero vayamos a lo actual. De 130 congresistas, aproximadamente 12 están haciendo sus reuniones, almuerzos, parrillas de fin de semana y reuniones silenciosas en Ancón, Asia, Pachacámac y Cieneguilla, donde se muestran “dispuestos a entregar todo por el país”, con tal de contar con el apoyo para la presidencia del Congreso (ofreciendo obviamente las contrapartidas usuales, ya saben). En estas “reus” matizadas con abundantes estímulos a las nuevas amistades, la verdad nunca está invitada, se sustituye por la hipocresía, la deslealtad y la traición.
Entonces, ¿quiénes están avanzando, o sin reuniones como las descritas, están en la mira de una futura presidencia del Congreso? Se comenta que ya se sienten “presidentes” Susel Paredes, Waldemar Cerrón, Patricia Juárez y Flor Pablo. En otra esquina, de baja llegada, está Carlos Anderson (algunas veces bien intencionado, algunas veces dominado por una soberbia y vanidad incomprensibles). Pero hay más, los congresistas apodados “los niños” y los del “bloque magisterial” se juegan una carta de angustias que lindan con lo delincuencial, en nuestra opinión.
El segundo tema, que nadie creía y que hoy comenzó a desempolvarse, es el de las negociaciones por la libertad de procesados por delitos de corrupción principalmente y en algunos casos, por crímenes de terribles consecuencias. El canje es dar amnistías o indultos, depende de cada procesado o sentenciado, a cambio de controlar a las masas y los círculos de presión que aún manejan o en los cuales tienen mucha influencia política y hasta financiera (negocios, oenegés, etc.).
El lanzamiento de las “iniciativas” comenzó con Guido Bellido, actual congresista y ex primer ministro del gobierno de Castillo, quien propone una amnistía para Pedro Castillo.
Pero aquí vienen unas cuantas anotaciones y precisiones:
Si bienes cierto que “la amnistía es un derecho que el Congreso ejerce en nombre de la sociedad a fin de aplicar el olvido a ciertos tipos de delito, los cuales se tienen como hechos no punibles, y se considera como nunca perpetrados”, hoy el Congreso no representa en la opinión ciudadana, ninguna garantía de respeto al país.
Tengamos en cuenta:
“La amnistía es una institución que otorga el olvido a las personas procesadas y condenadas por delitos políticos, la aplicación de ésta a personas que han cometido delitos comunes, constituye una absoluta desnaturalización, y negación del contenido histórico y doctrinario de la institución”.
“El establecimiento, por medio de la ley, del derecho de amnistía a personas cuya responsabilidad ha sido demostrada en actos delictivos contra la vida, la integridad física, y contra el patrimonio de las personas, contraría la Constitución por cuanto esta norma fundamental protege estos bienes jurídicos que han sido lesionados y transgredidos justamente por los beneficiados por aquel derecho”.
“El Estado no puede otorgar este beneficio a personas que han cometido delitos comunes graves, porque en este caso no es el Estado el agraviado, sino las personas particulares, la sociedad, y en este caso el Estado no puede sustituirlas para ordenar el olvido de la ofensa o del agravio, ni mucho menos disponer la renuncia al derecho de indemnización por el daño”.
Entonces, es bien complicado y constitucionalmente arriesgado darles la mano a Toledo, Vizcarra, Castillo, Humala, Kuczynsky y Fujimori* (incluyendo elementos de segunda línea como las señoras Eliane Karp, Lilia Paredes, Nadine Heredia, Nancy Lange, Keiko Fujimori y para sorpresa, Susana Villarán, Daniel Urresti y otros ex ministros de distintas etapas, pero con una trascendencia mediática importante).
Entendamos bien, NO afirmamos que con todos se ha hablado o se está negociando, señalamos que el proceso ha comenzado con allegados a Castillo, Vizcarra y Humala, de acuerdo a nuestras fuentes, todas de mucha credibilidad para nosotros, al punto que la iniciativa de Guido Bellido ha comenzado a dar en el punto como globo de ensayo. Sin embargo, una duda crece y el silencio sigue en el aire: El Consejo Consultivo presidencial, ¿Es parte de la argumentación para estas amnistías y posibles indultos?
Estamos siguiendo este proceso, que de acuerdo a las consultas que hemos efectuado, podrían favorecer a todos los ex presidentes, repetimos, de acuerdo a cada caso (amnistía o indulto).
¿Seguimos esperando respuestas o seguimos haciendo público lo evidente?
Imagen referencial, captura de pantalla, Vídeo PUCP, la Doctora Romy Chang explica las “diferencias entre indulto, amnistía y derecho de gracia” (recomendamos verlo en https://youtu.be/EI-1qyp3UgU)