Por Cynthia Cárdenas, Luisa Elvira Belaunde y Lucero Reymundo*
* El Observatorio Amazónico de la Universidad Nacional de San Marcos es un espacio que acompaña, artícula y mantiene un registro de los acontecimientos en la región amazónica de nuestro país durante la pandemia y la post-pandemia del COVID-19.
Hace dos semanas se empezaron a escuchar las alarmas sobre la llegada del COVID-19 al territorio awajun en las provincias de Bagua y Condorcanqui, en Amazonas. Desde entonces, diariamente llegan testimonios sobre el avance exponencial del virus.
De acuerdo al personal de salud, el contagio se encuentra en fase de transmisión comunitaria y para enfrentarlo cuentan con limitados recursos; además, las autoridades sanitarias no han fortalecido los establecimientos de salud y ahora se encuentran completamente colapsados. Esta precariedad coloca a la región Amazonas en una situación de Emergencia Sanitaria que debe ser atendida de manera inmediata.
Hasta la fecha, las organizaciones indígenas han comunicado la muerte de 17 grandes pensadores y luchadores del pueblo awajun, como el profesor Gerardo Shimpukat, el ex consejero Antum Kuji, el comunicador Hernán Kinin y el reconocido líder, Arturo Kinin. Todos ellos han dejado de existir víctimas de la desidia y el abandono del Estado peruano.
Establecimiento de salud colapsados y automedicación como única opción para mitigar los síntomas del COVID-19
¿Hasta cuándo? ¿Van a esperar que se mueran todos los awajun para que puedan reaccionar? Es lamentable acercarse al domicilio y ver a la familia que no tienen ni un paracetamol. Realmente parte el corazón pararnos frente eso y no contar con ningún instrumento, con ningún medicamento para decir basta (Personal técnico awajun de Imaza)
Los establecimientos de salud donde se atiende la población awajun de la provincia de Bagua y Condorcanqui, se encuentran en una situación dramática de desabastecimiento.
La figura de la precariedad se repite tanto en los puestos de salud en las comunidades nativas como en los Hospitales de Santa María de Nieva y el Hospital la Bagua.
La falta de infraestructura, equipos de protección personal, plantas de oxígeno, unidades de cuidados intensivos, pruebas rápidas y medicamentos están dejando al personal de salud y la población a su suerte. Hasta el momento que escribimos este texto, tenemos conocimiento de los siguientes casos, además de los 17 fallecidos:
Localidad | Casos confirmados por prueba | Casos sospechosos por sintomatología |
Río Cenepa, Condorcanqui | 82 | 210 |
Comunidad Belén, el Río Santiago, Condorcanqui | 1 | 189 |
Comunidad de Nazareth, en Imaza, Bagua | 70 | 200 |
Fuentes: personal de salud y organizaciones indígenas
Estos datos solo muestran la punta del iceberg. El número de pruebas rápidas destinadas para la población no son suficientes para diagnosticar en la fase de transmisión comunitaria en que se encuentran. Además, la falta de medios para movilizarse a zonas de difícil acceso dificulta el tamizaje en varias comunidades.
Hasta el día 16 de junio, en la Micro Red Huampami, en el distrito de El Cenepa, recibimos de la Red de Condorcanqui 2500 mascarillas, 250 pruebas rápidas y 200 frascos de ivermectina, paracetamol, azitromicina, hidroxicloroquina. Con eso el equipo de salud conformado por seis trabajadores ha tamizado a la población en las comunidades de Huampami, Wawain, Mamayaque, Tutino, Kusu Kubain y Kusupagata. Aunque en el Alto Cenepa se reportan casos, no hemos podido llegar por las distancias y la geografía” (Evelio Paz Tume, personal de salud de la Micro Red Huampami).
Hacia el 21 de junio, la Red de Condorcanqui solo había recibido 4 500 pruebas rápidas para una población total de 42 470 personas, de las cuales 26 545 son awajun y 9 580 wampis (2). Las pruebas rápidas fueron distribuidas a las Micro Redes de Huampami, Nieva, Galilea, Kandungos, Kigkis y Putuyaka. Sin embargo, estas 4500 pruebas no lograban cubrir el número de personas que ya presentaban síntomas de COVID19 en Condorcanqui.
Desamparados, los comuneros sintieron que la única salida para salvaguardar sus vidas ante una enfermedad venida de las ciudades era automedicarse. Y en un intento por salvarla, se dirigieron a las farmacias de Imacita y Chiriaco en busca de los medicamentos que habían escuchado en la radio o que algún conocido les había recomendado.
La tendencia a la automedicación se reforzó cuando los awajun comprendieron que las pruebas rápidas, además de insuficientes, no arrojaban resultados confiables y que los establecimientos de salud no disponían de suficientes medicamentos para tratar a todos los posibles enfermos.
Las pruebas rápidas no están detectando de forma oportuna los casos positivos, pacientes con sintomatología de 7 a 9 días arrojan negativo. Estamos solicitando que a las personas con sintomatología compatible al COVID 19 se les entregue medicamentos inmediatamente. Por las distancias sabemos que el personal profesional no va llegar, por eso se debe informar y capacitar a los promotores sobre qué hacer (Evelio Paz Tume, personal de salud de la Micro Red Huampami)
Fotos: Micro Red de Chiriaco, Bagua.
Para comprender las proporciones de la crisis sanitaria en Bagua y Condorcanqui, hagamos un ejercicio. Si una persona que vive en el distrito El Cenepa, en Condorcanqui, se enferma de COVID-19, le corresponde atenderse en la Micro Red de Huampani, que está colapsada, desabastecida y actualmente solo atienden dos enfermeras porque más de la mitad del personal está contagiado.
Si su situación se complica, deberá viajar tres horas por río para llegar al Hospital Santa María de Nieva, colapsado, desabastecido, sin Unidad de Cuidados Intensivos y con la mitad del personal contagiado, también.
Si su condición se agrava y requiere internamiento, deberá viajar seis horas hasta el Hospital Gustavo Lanatta, en Bagua Chica, colapsado, desabastecido y sin camas UCI. ¿Hacia dónde deben viajar los awajun para poder ser atendidos?
Las politicas del gobierno como un vector de contagio
En vez de resolver el problema, el Gobierno con su ayuda trajo el virus ahí. Así como empezó a promover los bonos y la gente comenzó a transitar para los cobros, tal cual tiene que comprometerse con atender a la población (Zebelio Kayap)
Desde que se decretó la Emergencia Sanitaria y el aislamiento, el 16 de marzo, las comunidades awajun y wampis cerraron el tránsito hacia sus comunidades para evitar el ingreso del virus a sus territorios. Sin embargo, la falta de respaldo por parte del Gobierno a los cercos epidemiológicos creados por los comuneros, terminó exponiéndolos al contagio.
Como si no fuera poco, las políticas del Gobierno Central dictadas desde Lima, sin un entendimiento de las particularidades locales de Amazonas, se han convertido en los principales vectores de contagio del COVID19.
Mientras el virus avanzaba raudamente entre los awajun y wampis, el gobierno no consideraba a la población indígena de esta región como potencialmente en riesgo.
En la Resolución Ministerial N° 361-2020, aprobada curiosamente el 5 de junio, día en que se conmemora un año más del Baguazo, la provincia de Condorcanqui no fue considerada de alto riesgo de transmisión de COVID-19, a pesar de que el personal de salud venía dando alertando el aumento de contagios.
Veinte días después, en esta región vemos que una vez más la miopía del Estado juega en contra los pueblos originarios.
Las políticas del Gobierno Central para hacer frente a la pandemia han tenido efectos contrarios de lo esperado en la Amazonía pues no han considerado las particularidades territoriales y étnicas de regiones como Amazonas. Así, en lugar de detener el virus han conducido a su expansión. En esta parte hacemos un recuento de los efectos más resaltantes:
- La falta de apoyo de las autoridades nacionales, regionales y locales a los indígenas que estudiaban o trabajaban en las ciudades y se quedaron a la deriva por varias semanas en ciudades como Lima y Trujillo, a causa del inicio abrupto de la cuarentena. La imposibilidad de mantenerse en la ciudad los forzó a retornar caminando hasta sus comunidades de origen, llevando consigo el virus.
- La continuación durante la cuarentena del pago de los bonos y los programas sociales (Juntos y Pensión 65) en los bancos de las ciudades de la región, como Nieva y Chiriaco, incentivó el desplazamiento de las comunidades nativas a los centros urbanos, donde fueron contagiados. Por ejemplo, en El Cenepa solo existe un cajero del Banco de la Nación, usualmente sin dinero, por lo que la población tiene que trasladarse hasta Nieva para cobrar algún beneficio social. Fue justamente, en Nieva, en el Banco de la Nación, que los comuneros del Cenepa se contagiaron.
Fue justamente, en Nieva, en el Banco de la Nación, que los comuneros del Cenepa se contagiaron.
- La falta de un plan de difusión de mensajes informativos sobre el COVID19 en lenguas indígenas dejó a los comuneros desinformados y facilitó la diseminación del virus. El Viceministerio de Interculturalidad se limitó a traducir mensajes informativos de salud hechos para una campaña de prevención difundida en Lima, que explicaba cómo hacer uso adecuado de los servicios higiénicos para lavarse la mano. Estos mensajes completamente ajenos al mundo indígena fueron colgados en el Internet a la espera de que los interesados puedan acceder, sin ningún plan de difusión a la población en las radios y medios locales.
- La falta de protocolos de higiene y bioseguridad permitió que se realizaran entregas de alimentos y productos básicos sin las medidas necesarias para evitar el contagio.
- El Gobierno está demorándose más de un mes en transferir el presupuesto para el Plan de Intervención del Ministerio de Salud para Comunidades Indígenas y Centros Poblados Rurales de la Amazonia frente a la emergencia del COVID-19, aprobado el 21 de mayo mediante Resolución Ministerial 308-2020 MINSA. Sin embargo, el 22 de junio se promulgó el Decreto de Urgencia 071-2020 que recortaba el presupuesto inicial de 88 426 254 soles a 74 558 670 millones, sin ninguna explicación pese a que la situación en la Amazonía se agrava con el paso de los días. Hasta hoy, no se ha realizado el desembolso y se teme que las demoras continuarán acumulándose. Cuando finalmente se realice el desembolso, ¿cuánto tiempo más va a pasar para que las medicinas y materiales urgentemente requeridos por los pobladores de Amazonas lleguen hasta las Comunidades Nativas?
Haciendo eco de las reflexiones de los líderes awajun, cabe resaltar que el Plan inicialmente destinaba el 75 % de su presupuesto al fortalecimiento de las medidas de prevención y el resto para mejorar la capacidad resolutiva de las instituciones prestadoras de servicios.
En un momento donde el COVID-19 está llegando a todos los rincones de Amazonas y su personal de salud está contagiado, la pregunta cae de madura ¿es real y pertinente mantener esta distribución del financiamiento priorizando la prevención? De haberse aprobado en abril este Plan con un presupuesto inmediato probablemente no estaríamos lamentando la muerte en el olvido de la población awajun.
A esta lista de demoras burocráticas y omisiones estatales que están produciendo contagio, ahora se suma el programa de educación escolar virtual “Aprendo en casa”.
“Aprendo en casa: un nuevo vector de contagio”
Uno de los cambios en educación producto de la pandemia COVID-19 ha sido la aplicación del servicio educativo no presencial “Aprendo en casa”. Tanto en la educación básica regular como en el nivel superior las instituciones educativas están ofreciendo enseñanza de manera virtual.
Sin embargo, la gran mayoría de las comunidades awajun no cuenta con Internet ni luz eléctrica. Varios jóvenes estudiantes que retornaron por falta de recursos económicos de las ciudades a sus comunidades tienen que trasladarse hacia los centros poblados que ofrecen el servicio de Internet para asistir a clase, exponiéndose en cada viaje a la posibilidad de contagiarse y contagiar a sus familias.
Yo me estoy exponiendo bastante por venir a la Poza. Vengo con mis papeles para hacer mis tareas del instituto y me dejan ingresar al Internet, pero es complicado no solamente para mí, para todos mis compañeros que están en las comunidades. Cada pamuk en la comunidad tiene sus propios reglamentos, a veces no dejan salir y no podemos ir a Galilea [al internet] (Alumna de educación superior del Río Santiago).
Aunque la estrategia “Aprendo en Casa” ofrece un conjunto de materiales y recursos a través de la televisión, radio e Internet, en Amazonas los profesores optaron por realizar visitas domiciliarias. A la fecha en Cenepa 22 profesores han dado positivo a COVID-19 y para evitar que propaguen la enfermedad durante las visitas, el 13 de junio solicitaron la suspensión temporal de las labores educativas, como medida para salvaguardar la vida y la salud de la población, docentes y alumnos en las comunidades nativas.
Una vez más la ausencia en el imaginario nacional de los pueblos indígenas contribuye a incrementar las barreras de acceso a los servicios públicos pensados desde el centralismo limeño y la falta de acciones inmediatas revelan una intención etnocida que condenan a los pueblos originarios a su suerte frente a las amenazas de la pandemia.
Si hay algo que el Estado peruano ha demostrado en estos 100 días de pandemia es que puede precarizar aún más lo ya precarizado. Sus intervenciones para frenar el COVID-19 en la Amazonía están caracterizadas por la demora, el anacronismo y la inflexibilidad. Por un lado, tenemos establecimientos de salud que antes de la emergencia sanitaria ya estaban desbordados y desabastecidos; y por el otro lado, los avistamientos de un Plan de atención que no responde al contexto de emergencia actual y cuyo presupuesto sigue sin traducirse en medicinas y oxígeno. Mientras esto sucede, los awajun, sus organizaciones y su personal de salud hacen lo que pueden hacer: echar mano de lo queda para salvar sus vidas.
Así, la sociedad civil de Amazonas en su conjunto está realizando una campaña para juntar fondos que permitan establecer una planta de oxígeno en Condorcanqui.
Ante un Estado indolente que claudica en su rol de protección de los pueblos indígenas, la sociedad se organiza.
Notas:
(1) El término Estado-vector, fue usado antes en un artículo de Rodrigo Lazo y Carolina Rodriguez Alza, “El principal vector de la COVID-19 en la Amazonía rural es el Estado Peruano”. Ver Ojo-publico: https://ojo-publico.com/1808/el-principal-vector-de-la-covid-19-en-la-amazonia-es-el-estado
(2) Datos obtenidos del CENSO 2017.