Se dice que quienes no tienen el poder (es decir, no lo ostentan) son automáticamente “la oposicion”, pero ese cuento es desde hace décadas un invento más para enredar a la ciudadanía con palabras de la política sucia que envenena el presente, contamina el futuro y aniquila las esperanzas. Hoy en el Perú no existe, no hay, nadie “ostenta” la oposición, porque todos son parte, en mayor o menor grado, de alianzas formales e informales, contubernios, acuerdos y el clásico “dame que te doy” con el gobierno.
Otra explicación se refiere a que la oposición política se caracteriza por la búsqueda de fines contrarios a quienes detentan el poder gubernamental y eso, no ocurre ahora, ni antes, en el país. Los fines que tienen en mente y en su agenda el gobierno y los partidos de su cercanía y lejanía en el papel, son lo mismo, no es llegar al poder y quedarse en el poder, sino “usar el poder, lucrar con el poder, repartirse todo lo que puedan desde el poder”. En suma, hacer todo lo contrario a lo que el pueblo anhela.
El gobierno y los partidos que están en la jugada perniciosa de la política, son la oposición al pueblo.
Se puede decir, en algún momento, que la oposición política se refiere al conjunto de partidos políticos y “otros grupos organizados” (gremios, colectivos, colegios profesionales, asociaciones, sindicatos, oenegés, medios de comunicación, personalidades independientes, intelectuales y académicos) que actúan como contrapeso y fiscalizan al gobierno de turno desde sus propias posiciones, pero eso, como que no camina en estos tiempos, han perdido peso en sus voces y reconocimiento por sus actitudes. Se han vendido casi todos, al gobierno y a la hipocresía opositora que concierta con el gobierno.
La oposición, ser de oposición, no es publicar un “comunicado” de vez en cuando, diciendo tal o cual cosa. El ejercicio de oposición es de constancia, secuencia y frecuencia, es de todos los días. No se trata de un día a la semana o al mes; es diaria la responsabilidad de ser el contrapeso, la alternativa, la nueva decisión popular. ¿Eso, ocurre?
La oposición política es una exigencia permanente, se trata de “un elemento fundamental para consolidar la democracia con pesos y contrapesos”. “Una democracia no sólo necesita elecciones limpias, libres de manipulaciones, requiere que haya una efectiva participación ciudadana, cultura política, libertades civiles, gobiernos funcionales y, por supuesto, garantías para el ejercicio y expresión de su pensamiento, ideas y propuestas”.
¿Hoy vemos, leemos o escuchamos que se conoce de alguna expresión política institucionalizada como “rostro de oposición” en el Perú? No, lo que se conoce a la distancia, es una sombra, un garabato, una silueta, pero oposición, no.