“El sacerdote no lleva consigo rencores, no hace reproches por aquello que no ha recibido, no responde al mal con el mal. No, el sacerdote es portador de la paz de Jesús: benévolo, misericordioso, capaz de perdonar a los demás como Dios le perdona. Lleva concordia donde hay división, armonía donde hay litigio, serenidad donde hay animosidad”.
“Lleva concordia donde hay división, armonía donde hay litigio“, pero parece que esas palabras del Papa Francisco, no las aplican algunos que han escalado posiciones temporales en la Iglesia porque no entienden o no quieren aceptar que la Iglesia “debe apartarse toda forma de clericalismo: que en vosotros no haya actitudes altaneras, arrogantes o prepotentes” menciona con humildad el Papa.
La política partidaria, oponerse a un asunto político partidario, interferir en asuntos de gobierno, no es función ni opción sacerdotal.
Favorecer por simpatías o antipatías una posible decisión política, es un asunto grave que compromete a la Iglesia y profundiza la división, el litigio, la animosidad.
El nuevo cardenal alterno del Perú ha señalado con sus expresiones, lo que entendemos como una abierta oposición a una solicitud de asilo que está en el poder discrecional de otra nación, marcando imprudentemente señales de reproche a quien se considera perseguido.
“El Arzobispo de Huancayo, Cardenal Pedro Barreto, manifiesta su disconformidad ante la solicitud de asilo al gobierno de Uruguay por parte del ex presidente Alan García”
“Esto, claramente hablando, es una inconsistencia, una burla, una mentira lo que le ha hecho a todo el país. Él mismo insinuó que era el único que no se corría de la justicia y que no le importaba que le hubieran impuesto el impedimento de salida del país. Nos ha mentido una vez más a todos los peruanos” subrayó.
El sacerdote, lo confirma el Papa Francisco, “es ministro de reconciliación a tiempo completo” señor Arzobispo de Huancayo.
“Hay necesidad de ministros de la Iglesia que encarnen la cercanía del Buen Pastor, de sacerdotes que sean iconos vivos de proximidad: pobres de bienes y de proclamas, ricos de relaciones y de comprensión” afirma Francisco.