La inversión es uno de los principales componentes del Producto Bruto Interno (PBI); por tanto, su comportamiento impacta en el crecimiento económico y el bienestar social. En 2020, la inversión representó el 18.7% del PBI, mientras que el consumo público conformó el 13.8%, según cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). De esta forma, la inversión fue el segundo componente con mayor peso, tan solo por detrás del consumo privado.
Cabe resaltar que, en 2019, la participación de la inversión fue del 21.3%, lo que demuestra el efecto negativo que ha tenido la pandemia sobre dicho componente de la economía.
Por su parte, la inversión bruta fija en 2020 fue de S/ 151,189 millones, de los cuales S/ 120,502 millones fueron por inversión privada y S/ 30,687 millones, por inversión pública.
En cifras relativas, la inversión privada representó el 79.7% de la inversión bruta fija, mientras que la pública, tan solo el 20.3%, lo cual demuestra la importancia del sector privado en el PBI. Debido a la pandemia, la inversión privada disminuyó un 13.4% respecto de 2019, situación que se esperaba fuera revertida en 2021 y 2022 por la recuperación económica.
En el reporte de inflación de diciembre de 2020, publicado por el BCRP, se proyectó que la inversión privada crecería un 17.5% en 2021, pero para junio esa cifra se ajustó a un 15.5%. Esta última estimación se hizo teniendo un escenario base positivo[1]. No obstante, la coyuntura económica, política y social actual demuestra que tal escenario dista de la realidad. En esta línea, según estimaciones de Macroconsult, el crecimiento de la inversión privada tan solo sería del 2.7% en 2021, ante un escenario más radical.
Dicha situación se puede ver reflejada en los resultados de la encuesta de expectativas macroeconómicas que realiza el BCRP cada mes. Así, en julio de 2021 se reportó una caída en el índice de situación actual de los negocios, el cual pasó de 49.1 en junio a 47 para el mes de julio. Por su lado, las perspectivas de crecimiento del PBI a 12 meses también presentaron una contracción en julio, del 6.2% al 5.4% en solo un mes. En el marco de esta situación, las decisiones de inversión de los agentes privados se verían afectadas negativamente, dado que uno de los criterios que se toma en cuenta es si la inversión puede ser cubierta por los ingresos que puede generar en los siguientes periodos, los cuales dependen, a su vez, de las perspectivas a futuro y la situación de la economía.
Por su lado, la inversión extranjera directa (IED) también juega un rol importante en la economía del país, pues permite cubrir las necesidades de inversión que los agentes nacionales no pueden, lo que permite acercarse al PBI potencial. Al igual que la inversión nacional, la IED también fue afectada por la COVID-19. Así, en 2020, América Latina y el Caribe dejaron de percibir US$ 56,000 millones respecto de 2019, mientras que el Perú recibió US$ 7,074 millones menos que en 2019, lo que generó el valor más bajo de la última década, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Hasta junio de 2021, el saldo de la IED como aporte al capital en Perú acumuló un total de US$ 27,684 millones, los cuales se distribuyen entre 15 sectores de la economía, según ProInversión. El principal sector en el que se establece la IED en nuestro país es la minería, con US$ 6,880 millones, lo que equivale al 24.9% de total. Le siguen los sectores comunicaciones (US$ 5,488 millones; 19.8%), finanzas (US$ 4,953 millones; 17.9%), energía (US$ 3,496 millones; 12.6%) e industria (US$ 3,306 millones; 11.9%).
La situación descrita podría variar si se aplicaran medidas como las planteadas durante la última campaña presidencial y que atenten contra el desarrollo del ambiente de negocios. De concretarse algunas de ellas, sectores que dependen de la extracción de materias primas, como la minería y los hidrocarburos, se verían desincentivados.
En ese sentido, es importante mencionar que, desde 2010, no se observa un gran crecimiento en el saldo de la IED. En dicho año, respecto de 2009, el saldo de IED creció un 9.9%. No obstante, para años siguientes, el crecimiento no superó el 5.3%.
La inversión, especialmente la productiva, es un mecanismo por el cual se genera empleo y crecimiento de largo plazo; sin embargo, la inversión pública no es suficiente para fomentar el crecimiento potencial. Por ello, es necesario brindar confianza a los inversionistas y así fomentar la inversión tanto nacional como extranjera, la cual crea las condiciones necesarias para la reactivación de la economía.
[1] El escenario base asume la vacunación masiva de la población en el segundo semestre de este año sin un rebrote significativo de contagios por el COVID-19, un ambiente de estabilidad política y social, un entorno favorable al desarrollo empresarial y creación de empleo productivo.
Redacción, ComexPerú edición 1085
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