Son primigenios, cavernícolas, protozoarios que se vanaglorian de la ausencia de cerebro, son gentes que provocan rechazo cada vez que lanzan pachotadas y frases como queriendo imponer sus ignorancias y atrevimientos contra la razón, la verdad y la libertad. Las izquierdas bipolares (fue una al principio y luego se reprodujo por esporas) son malvivientes, vanidosas, violentas, manipuladoras y repugnantes, pero son tratadas por los medios de comunicación como si fueran la alternativa moral, la nueva religión de los que se sienten hombres siendo mujeres, de los que se sienten mujeres siendo hombres, de los que dicen que hoy son un gato o un pollo de tres piernas y mañana en la tarde vuelven a ser cualquier cosa que dijeron que eran anteriormente: un mundo de locuras impuestas y que se “deben de aceptar” pero nosotros, los más jóvenes, nos estamos rebelando (de rebelión, protesta, no aceptación).
Ese discurso que ahora es una Ley impuesta por unos cuantos sobre toda la sociedad, es aberrante y nulo porque no conduce a nada bueno, sino que nos hace retroceder hacia lo peor de la humanidad, tratando de imponer la vulgaridad, la incongruencia, el desamor, la perversión constante y la degradación total, como si se trataran de una guía o agenda de nuevas conductas, comportamientos y pensamientos.
Hoy los jóvenes estamos apostando e invirtiendo palabras y tiempo, miradas y argumentos por el Amor, por la Familia, por la Vida, por una mejor y mayor educación, por una mejor democracia, por mayor Libertad. Y sabemos que eso cuesta, que eso no es rápido porque las izquierdas de múltiples rostros, las izquierdas bipolares, cuentan con recursos públicos (más que privados), para atacar la masculinidad, para destruir la feminidad, para aniquilar a la niñez en su inocencia y camino al aprendizaje, formación y desarrollo. Esta es una batalla integral (cultural, moral, humana) que debemos seguir fortaleciendo y la vamos a hacer discurso diario, palabra de respuesta y actitud de victoria.
Hemos venido a vivir en Libertad, no a sobrevivir en esclavitud bajo el totalitarismo de las izquierdas.