Lo peor que le puede pasar a un país al que le ha pasado todo, es que lo peor de lo peor se vuelva realidad. Eso es exactamente lo que nos pasaría si los de la izquierda bipolar llegasen a controlar todos los poderes del Estado, habiéndolos controlado antes, pero gracias a Dios, con los incompetentes de sus representantes que, cada uno, es menos inteligente y menos preparado que el de su costado, porque de lo contrario, -si fuesen gentes preparadas y con algo de capacidad y talento-, la desgracia se habría consumado totalmente y el imperio de la estupidez sería la nueva marca “perú” (con minúsculas).
La izquierda no es dos o tres cañones que dan disparos al azahar, la izquierda es bipolar y tiene más de mil rostros y más de mil discursos que se contraponen y superponen para engañar siempre, estafar, menospreciar y desalentar a los ciudadanos, porque de esa siembra ruin de desesperanzas y rencores, de resentimientos y odios, se alienta la sangre contaminada de los marxistas leninistas, de los comunistas, de los socialistas, de los progres, caviares, senderistas, martacos, oenegistas o como quieran llamarse o dejar de denominarse pero al final de cuentas, izquierda bipolar, izquierdas del odio.
Viven pensando en desear todos los días una venganza permanente sobre el que tiene logros por su trabajo limpio (la izquierda es sucia), sueñan pidiendo la desgracia del que progresa honestamente (la izquierda es envidiosa), ansían cualquier desgracia para el que construye familia y deja ejemplo a sus hijos (la izquierda es frustrada), se alocan por ser protagonistas de cualquier escena, aún a costa de eliminarse entre sí mismos (la izquierda es suicida y genocida). Como se evidencia, la izquierda es dueña de una bipolaridad en constante evolución, por eso pasan tantas veces de la tristeza a la depresión, del odio a la ira y de la angustia a la locura.
La izquierda bipolar y sus camaradas imaginarios, ahora se creen autosuficientes y muy poderosas, como para imponerse con nuevas formas de violencia, pero están a la deriva, están a pasos de seguir perdiendo apoyo de sus propias huestes, ya no del pueblo, porque el pueblo les repudia y condena, les sanciona y les va a castigar otra vez y para siempre.
Imagen referencial, en redes sociales, alusión a los mil rostros de la ansiedad