Las peleas se dan cuando se le hace caso en la violencia a los agresores, teniendo muchas formas racionales de acabarlos, antes que usen sus inmensas brutalidades contra los que sostenemos ideas de verdad, principios de convicción, valores, virtudes y capacidad en el diálogo con los que están en el mismo rumbo, aunque piensen de diferente manera. Las izquierdas del odio, en cambio, no se cansan de agredir, insultar y difamar a cualquier voz que sea un peligro para ellos, cuando esa voz comienza a desequilibrar la deshonestidad intelectual de quienes hacen de la violencia, su himno de alabanzas.
Hoy vemos como en el sur del país, específicamente en la costa arequipeña. hordas de maleantes se colocan en las carreteras bloqueando el paso de camiones con alimentos, cientos ómnibus con miles de pasajeros que van o vienen de trabajar para ver a sus familias, ambulancias y vehículos con enfermos que requieren urgente atención médica en hospitales especializados, jóvenes estudiantes que están en semanas de exámenes de fin de medio ciclo, numerosos turistas extranjeros angustiados por no poder conocer a tiempo las maravillas de nuestra nación y por su seguridad ante las amenazas de las hordas extremistas que están siendo azuzadas por los miserables de siempre, los dirigentes políticos de las izquierdas del odio, amparados en una prensa sicaria que propagandiza a sus villanos como héroes, hasta sembrar muertes y destrucción, como lo están haciendo, otra vez más.
Y volvemos a lo mismo, al país del horror y la imposición del temor, al país donde la extorsión es ley y donde el atropello a los Derechos Humanos se ejercen como “nuevo derecho” por las brigadas de las izquierdas del odio.
Y desde los medios del sicariato de la “incomunicación y manipulación”, saltan mensajes de ese odio maligno y brutal a las redes sociales, con el resentimiento exacerbado llevado al guion político diario, para abastecer de tonterías, gritos y cobardía a los voceros del progresismo agresivo y del comunismo en sus dos rutas de guerra: el sendero caviar y la trinchera comunista.
No hay autoridad, no hay liderazgo,. Se están sembrando ejes de subversión como si fueran legítimos voceros de algún sector en lucha justa, siendo que lo que se pretende es darle “status de legitimidad y legalidad” a piratas de la Democracia y asesinos de la Libertad.
¿Cómo se mantiene “viva” la izquierda del odio? Mediante la confrontación. ¿Cómo se combate la violencia y las acciones subversivas? Ejerciendo la represión. ¿Pero, qué nos pintan desde los medios de comunicación y desde las ONG de derechos inhumanos? Otra realidad, sin evidencias, sin pruebas, sin constataciones, donde el invento de la palabra falsa es verdad y se repite y repite, hasta que la fotografía toma en escena un segundo acomodado y no la película que está sucediendo.
Y mientras tanto… Dina Boluarte vive ensimismada en dinero público, sus ministros se acomodan en la galería del delito político, los congresista bailan en el mundo de las sombras y el delirio y los ciudadanos, dejan que todo se haga humo, en un país sin energía y sin pelea por la razón. ¿Se dan cuenta?