El fin de los males nunca está lejos, siempre se vislumbra en el horizonte cuando existe convicción que ese mal, debe finalizar. Es la historia de la vida, es la revolución de la verdad, que, aunque pueda tener espacios largos de contradicciones, siempre apunta a “eso” que se ha perdido y se puede recuperar, para no volver a perderlo, porque en el corazón humano tenemos una especie de tendencia al caos, la anarquía, el horror y nuevamente, la ansiedad de las esperanzas que no entendemos que no dependen de si vienen o no llegan, sino de las oportunidades que forjamos para que existan y tengan resultados. Lo hacemos o no lo hacemos (no hay vaca a medio preñar).
Me dicen en la Universidad que “hay casos que demuestran que el mal puede estar siempre presente y que por eso las dictaduras siguen en Cuba, Nor Corea, Nicaragua, Venezuela” y otros con diferentes estilos en África y Asia, para no discutir si lo que hay en ciertas zonas de Europa también cursan esa tendencia o similitud de control sobre las libertades ciudadanas, en eso que aún se llama democracia, pero no lo es desde ningún punto de vista.
Miren ustedes: las cadenas de la opresión no nos las ponen a la fuerza, sino que las pedimos y las adquirimos por convicción de ignorancia, a pesar de que “nos dijeron lo que iba a pasar y no lo creímos” porque “eso malo que ocurre en otros lados, a nosotros no nos puede suceder”. Y así, los reinos del teatro del absurdo siguen, perduran, agotan, aburren… hasta que una vela enciende un destello de iluminación mental y se comienza a hablar, a pensar, a criticar, poner ideas y propuestas. Hasta que los ciudadanos dejan de ser autómatas para volver a ser seres hermanos para darle humanidad a la sociedad.
¿No lo entiendes? Se trata de la Libertad y de la reconstrucción efectiva de las democracias, solo eso y desde eso, para aumentar el volumen de los deberes y derechos, de todos, para todos como garantía de nuestra búsqueda y conquista.
Por eso, cuando se habla de los males de las izquierdas del odio, en cuyas manos han sucumbido cientos de millones de personas, que no te inquiete la medida del tiempo, porque se están extinguiendo los voceros y promotores del marxismo, sea el nombre que le hayan puesto ahora al comunismo “académico” para enmascarar las hordas del crimen que lo componen (caviares, progres, luchadores sociales).
Estamos aniquilando a la izquierda del odio, con la verdad. Esta es batalla del bien contra el mal y vamos a vencer, como antes, para siempre.