Soy miraflorino hace muchos años -por si acaso- habiendo nacido en el centro de Lima, vivo en Miraflores mi vida y me siento bien por mí mismo, porque la gente de mi distrito es muy receptiva, solidaria, alegre, conversadora, de talentos diversos y opiniones diferentes, pero con una misma dirección de paz y sensatez en la vida. Somos discrepantes respetuosos aun sobre algunas posiciones más hacia un lado, o hacia el otro. No dejamos de saludarnos por pensar distinto, tenemos un nivel equilibrado, que ha sido construído por nuestra educación en tolerancia.
Hago esta introducción, porque Miraflores es un deseo de y para vivir, es un objetivo de logros, es una escala aspiracional evidente que satisface lo que uno busca y quiere en su propia vida y para su familia. Y hago de estas palabras un espacio de necesaria reflexión y respuesta, frente a unos agresivos y repetidos comportamientos que vienen escalando para denigrar a mi distrito y a los vecinos de Miraflores, algo que es inaceptable.
¿Saben de dónde o porqué se ha gestado toda una secuencia de daños en palabras, actos y noticias fabricadas intencionalmente contra el distrito de Miraflores? Evidentemente que sí, hay un guion provocado, fabricado en las izquierdas del odio que no pueden borrar de la historia que Miraflores haya sido el impulso para que todos los peruanos derrotemos al terrorismo del partido comunista Sendero luminoso. Y además, sus herederos de sofá, los caviares, que vienen de distritos cercanos y envidian a Miraflores, han tenido como objetivo tomar con sus camaradas la Municipalidad en algún proceso electoral y jamás lo han logrado, ni siquiera han tenido una votación como para alcanzar una mínima presencia en el gobierno local. ¿Porqué? Porque Miraflores es intrínsecamente democrático y no se rinde, no se doblega ante el totalitarismo de las izquierdas.
En estos tiempos de Dina, el Congreso, los medios alquilados y los ambiciosos políticos que buscan como sea un peldaño para su siguiente propósito electoral, las marchas de protesta se han efectuado en Miraflores, las “vigilias” en Miraflores, los desfiles con bombos y las batucadas, en Miraflores, las escenas de protesta, en el parque central de Miraflores y en todos esos actos, de gentes de fuera en Miraflores, se les ha brindado las calles de la ciudad sin ningún problema, a pesar del tráfico ocasionado por ellos, a pesar de las amenazas a los locales comerciales, hoteles y restaurantes, a pesar de la búsqueda de victimización que era la intención de esas expresiones caviares.
En Miraflores se acoge a todos, se es amable y con nuestros impuestos, ofrecemos una ciudad limpia y ordenada a nuestros visitantes, una ciudad que mejora tanto como se puede y alcanza niveles de elogio, respeto y admiración. En cada espacio se trata de brindar las mismas condiciones de los residentes, a los visitantes. Miraflores es un distrito imitable, Miraflores tiene eco de virtudes, todos quieren ser como Miraflores y eso le molesta a los que no desean el progreso del país y por eso tratan de inventar frases de separación entre peruanos.
Miraflores es un distrito pequeño, solvente en lo económico y de impulso en lo político, con Alcaldes que de aquí han pasado a gestionar Lima como lo hizo Alberto Andrade exitosamente y sin robar, como un vecino que también fue Alcalde de Lima con igual mérito y trascendencia como Luis Bedoya Reyes, y lo hizo también sin robar. Esa historia le da envidia a los caviares, a la izquierda racista del picnic.
En estos últimos días han habido una serie de noticias referidas al uso comercial de los espacios públicos y la reacción municipal ha sido singularmente rechazada sin contemplar algo que los propios caviares siempre mencionan: el contexto. Y es que hay varios contextos o situaciones que se diferencian una de otra, como por ejemplo festejar el cumpleaños de un niño, algo perfectamente libre de hacerse y es más, de brindar seguridad municipal en su desarrollo; o por ejemplo, que un grupo de mujeres haga su sesión de yoga en un área verde, que un vecino esté con su entrenador personal haciendo ejercicios, tal vez que nuestros padres o abuelos se junten para hacer TaiChi y muchisimas otras expresiones que siguen un curso natural de mutuo respeto entre vecinos.
Los espacios públicos, los parques y las playas, son de uso general, no solo vecinal y se entiende perfectamente que el uso es para esparcimiento, no para fines comerciales, porque sino, hay que seguir un procedimiento municipal a fin de tener autorización para tal efecto, así es, así se encuentra legislado no sólo en el Perú, sino en Argentina, México, Chile, Brasil y una inmensa mayoría de países, como en España que uno puede ir libremente a los parques, colocar su manta, abrir su cesta de comida y sacar sus sanguches y botellas de agua o gaseosas -por ejemplo- a fin de compartir con sus hijos o amigos, pero no para cocinar, beber licores y poner música a todo volumen, no para trasladar una academia de fútbol, voley o danzas al parque de los niños y las familias, no para copar toda la playa con instructores o entrenadores de algún deporte -y decenas de sus alumnos- por popular que sea y no dejar lugares para los que van a descansar, bañarse o pasar un buen rato de su tiempo libre allí. Existe una línea delgada entre el derecho de todos (vecinos y visitantes) y el uso comercial de los espacios públicos, eso es lo hay que explicar, diferenciar e informar porque se generan confusiones y se siembran odios si es que los que tienen ese discurso del odio, comienzan a crear enfrentamiento y violencia progresivamente, mediáticamente y en la redes sociales.
Si la Municipalidad no ha sabido transmitir ese concepto diferencial, es preocupante porque existe un presupuesto importante para contratar buenos profesionales de la comunicación. Si la Municipalidad comete actos de discriminación, es doblemente preocupante, porque nuestro distrito es el más inclusivo de todo el país. Si la Municipalidad no sabe gestionar o carece de liderazgo, sería intolerable porque estaría en contra de la representación que obtuvieron mediante el voto ciudadano.
Frente a este desorden y enredo de mensajes de un extremo y del otro, los vecinos estamos en medio observando ataques e inacción, eso no es posible de aceptarse. Por ello, la Municipalidad debe tener voceros entendibles e información clara, transparente y consensuada para educar, repetimos, educar, informar, comunicar, responder y explicar a los vecinos y visitantes. La Municipalidad debe anticiparse a un conflicto con los vecinos y con los visitantes. La Municipalidad no es un organismo represor, sino conciliador.
En mi opinión, como vecino, no podemos ser el centro de reacciones a todo jaloneo de la izquierda del picnic, la que cree que puede amenazar la tranquilidad vecinal diciendo o haciendo cosas que no vamos a repetir ahora, pero que son gritos y alaridos del sinsentido. Pueden venir y marchar en orden, sin ensuciar, sin molestar a los vecinos, sin lanzar insultos, sin amenazar, es un derecho que pueden activar. Nos alegra que escojan a Miraflores porque eso revela la importancia de nuestro liderazgo nacional. Y también pueden descansar en el parque o en la playa, claro que sí. Estamos en un país aun libre, con una frágil democracia que debemos fortalecer y ese fortalecimiento comienza en el respeto al derecho de todos.
¿Ha habido un mal desenvolvimiento en los representantes de la Municipalidad? ¿Hay que criticar a la Municipalidad por el desprestigio que está ocasionando en tan poco tiempo al distrito en base a su gestión alejada de lo prudente? Sí, hay que criticar y poner sugerencias tan sencillas, como contar con un Consejo de Vecinos que transmita ideas y propuestas -no quejas y reclamos- permanentemente y a la vez, incorporar voceros de los inversionistas establecidos y de los que trabajan formalmente en el distrito y son a mi entender, tan vecinos como uno, por el tiempo, ejemplo y esfuerzo que aquí comparten.
Soy miraflorino hace muchos años, lo dije al principio, y no quisiera dejar de serlo y decirlo al final.