Comienzo recordando unas palabras de nuestro Director, Ricardo Escudero, cuando afirma que “todo lo que hacen o dicen desde las izquierdas, como pretensión de representación popular, es tan falso y tan inconsistente, como sus propias organizaciones de fachada, que son puro humo, puro fantasma que asume que es un líder o una gran convocante, pero de pena, de lástimas, y de rechazo. Las izquierdas han perdido la calle, el mercado, el sindicato, la universidad, la asamblea y esa parte del pueblo que algunas veces les acompañó en la protesta o la huelga, el paro nacional o una elección importante. Se han reducido a ser el relleno de grupos disidentes, el nombre que falta para una lista regional, el billete sobre la mesa para que los pongan en una confluencia hacia el congreso. Las izquierdas son el odio, el rechazo, el retroceso y la suma de todas las crisis del país; la izquierda es Odebrecht, corrupción e impunidad. La izquierda es Sendero luminoso, también es Humala, Nadine, Susana Villarán, Vizcarra con sus aliados caviares, Castillo y evidentemente Boluarte. ¿No lo sabían?”.
Y es interesante e importante leer estas palabras que he citado, porque para estos días, la suma de todas y de cada una de las denominadas izquierdas nominales (ahora son entre partidos, colectivos, grupos, alianzas, comités de lucha, coordinadoras, comités, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de fachada, páginas web de supuesto periodismo, medios que se califican de “alternativos” y nuevos movimientos o frentes de defensa, más de 350 “personas jurídicas”) que muchas veces, se repiten entre ellas, intentan vender la imagen que van “a tomar Lima”, como si fuera un hecho de conquista en camino, una supuesta avalancha de las masas para desalojar al gobierno que denominan usurpador y presionar al Congreso que denominan aliado de Boluarte, a fin de convocar a nuevas elecciones y una asamblea constituyente “que redacte una nueva constitución”.
La izquierda dice que quiere tomar Lima, pero no toma conciencia de su crisis de representación, porque no ha tomado positivamente ni una región, ni un distrito, ni una comunidad nativa o campesina. Y si la izquierda del odio, de la violencia, de la subversión, pretende generar más caos y derramamiento de sangre de sus hordas y de inocentes, como acostumbran y pretenden, los resultados van a ser terribles.
La izquierda, la suma de todas las izquierdas, ni siquiera es una sola alternativa, no es un puño combativo, no es una opción popular de gobierno nacional; no han tomado conciencia de su fracaso absoluto y van a volver a ser derrotadas por todo el Perú.