Muy pocas leyes van al cent ro de la resolución de problemas, al impulso a mejoras o a la reivindicación de derechos. En el tema del sistema previsional peruano, la última ley es inconveniente, insostenible e inaceptable porque no va a lo necesario, sino a lo que podría ser complementario para algunos, ni siquiera para todos.
Por ejemplo, se establece que los menores de 40 años no podrán efectuar retiros del 95,5% a la edad de jubilación, con la finalidad de proteger la construcción de sus ahorros hacia el final de su vida laboral, sin embargo, se mantiene ese beneficio a los demás aportantes, lo que constituye una abierta discriminación.
También, se equipara hacia abajo a los afiliados a las AFP con los afiliados a la ONP ya que se ha establecido una pensión mínima similar: S/ 600 con dos requisitos en ambos subsistemas. Tener 65 años de edad y 20 años de aportes, pero a los de las AFP se les añade que se les otorgará esa pensión mínima siempre y cuando nunca hayan efectuado retiros de sus Fondos de Pensiones. O sea que el beneficio prácticamente no será para unos cuatro millones de afiliados que pueden estar en esa necesidad.
Otro asunto es que las pensiones mínimas deberían ser equivalentes a la Remuneración Mínima Vital, teniendo en cuenta que, a mayor edad, se presentan mayores necesidades y no se puede tener como pensión de jubilación, un pago de casi el 50% de la RMV.
Veamos una “nueva” y engañosa promesa: la pensión por consumos o el tener una cuenta corriente que administra la SUNAT, sumando cada mes un porcentaje de nuestros consumos, aunque no se dice de cuáles en realidad, porque no contempla los gastos en los mercados o bodegas, los alquileres y consumos en hoteles y restaurantes, los que ya están comprendidos para otros fines en la administración tributaria.
La Ley no eleva los beneficios ni los equipara, discrimina entre ONP y AFP, discrimina entre menores de 40 y los mayores de 40 años de edad. Pero hay temas más importantes: no habla nada de los períodos no cotizados o lagunas previsionales, no menciona nada positivo de la tasa de reemplazo ni le da real importancia a las tablas de mortalidad, no ayuda al afiliado a tener un ahorro fuerte, sólido y seguro, sino que le desanima para ver cómo hace para evitar pagar algo que nadie explica y se le impone abusando del derecho.
Los afiliados a las AFP y la ONP, siguen sin rumbo, sin protección integral, sin saber qué hacer y lo que es peor, se les obliga a los más jóvenes a ser parte del quebrado sistema nacional de pensiones afiliándose a la ONP “si es que no deciden hacerlo a una AFP al cumplir los 18 años de edad”.
Y la gran pregunta sigue siendo: ¿Quién les va a explicar qué les conviene más?
Finalmente, el costo de implementación de esta absurda ley supera los tres mil millones de dólares. ¿Quién los va a pagar? Usted, con menos pensiones de jubilación.