Ciudad del Vaticano (AICA): “Quisiera dar las gracias al Dador de todo bien por el don de nuestra amistad, impulso y motor del diálogo mutuo”, dijo el papa Francisco al recibir, a los miembros de la Delegación de Rabinos, de los “Judíos de las montañas” del Cáucaso, también conocidos como Juhuri.
“Es la primera vez que los hermanos judíos pertenecientes a esta antigua tradición vienen juntos para visitar al Papa, y también por eso nuestro encuentro de hoy es motivo de alegría”, comenzó diciendo Francisco a los rabinos.
El pontífice recordó su último encuentro con una comunidad hebrea, que tuvo lugar en Lituania el pasado 23 de septiembre, en cuya ocasión el Santo Padre rezó ante el monumento a las víctimas del Holocausto.
Al respecto Francisco expresó: “La conmemoración del Holocausto es necesaria para que permanezca una memoria viva del pasado. Sin una memoria viva, no habrá futuro, ya que si las páginas más oscuras de la historia no nos enseñan a evitar los mismos errores, la dignidad humana seguirá siendo papel mojado”.
Seguidamente el pontífice señaló que el recuerdo tanto la Shoah, como el 75º aniversario del del rastreo del gueto de Roma y el 80º aniversario de la llamada “Kristallnacht”, son acontecimiento, señaló Francisco, que muestran “la intención de arrancar del corazón del hombre y de un pueblo lo que es absolutamente inviolable: la presencia del Creador. Cuando se quiso reemplazar al Buen Dios con la idolatría del poder y la ideología del odio se terminó con la locura de exterminar a las criaturas”.
“Por eso, añadió el Papa, la libertad religiosa es un bien supremo que debe salvaguardarse, un derecho humano fundamental y un baluarte contra las pretensiones totalitarias”.
Seguidamente el pontífice lamentó que todavía están presentes en nuestros tiempos las actitudes antisemitas y al respecto indicó que -como repitió muchas veces- “un cristiano no puede ser antisemita. Compartimos las mismas raíces. Sería una contradicción de la fe y de la vida. Estamos llamados, en cambio, a comprometernos a desterrar el antisemitismo de la comunidad humana”.
Francisco concluyó subrayando la importancia de la amistad entre judíos y católicos, “basada en una fraternidad enraizada en la historia de la salvación, se concreta en la atención recíproca”, señaló.
“¡Shalom alechem!”