En estos tiempos de incertidumbre y duros cuestionamientos, hay que recordar que el mandato constitucional es muy claro:
Artículo 176.- Finalidad y funciones del Sistema Electoral: El sistema electoral tiene por finalidad asegurar que las votaciones traduzcan la expresión auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos; y que los escrutinios sean reflejo exacto y oportuno de la voluntad del elector expresada en las urnas por votación directa”
Me alegra que varios connotados juristas hayan vuelto a leer la Constitución Política del Perú, marco que deberían conocer ampliamente, en vez de escribir tantas insensateces en las páginas de algunos periódicos, comentar en ciertos programas de televisión y radio, o quizás como se ve hoy, en las redes sociales, discutiendo con muchos jóvenes que les han enseñado lo que ellos se supone, deben de saber, conocer a plenitud y explicar en su justa y debida dimensión.
Estamos en el momento del reclamo justo y legítimo. Contamos con un amplísimo movimiento ciudadano en defensa del Voto y la Libertad: es una reacción cívica que trasciende y encuentra cada vez más, adherentes que elevan su voz.
Ha resurgido sin embargo en la otra vereda, con una máscara legal, el más aberrante extremismo político que suma discursos de negación, odio y violencia. Las causas, los ensayos de responsabilidades hacia sus orígenes o fuentes, no son materias para dividir, sino para que después de la batalla, sean recompuestas las salvaguardas ante tan espeluznante amenaza que hemos permitido le ponga un hilo de supervivencia a la Democracia.
¿Cuál es el mensaje en esta coyuntura?
Respetar y cumplir estrictamente la Constitución, para poder defender el Voto ciudadano, porque es en base a nuestra Constitución que tenemos las herramientas que encaucen nuevamente por las rutas de la legalidad al país. Entonces, no hay que mencionar nada alejado de ello, tengamos cuidado con los que creen que las armas reemplazan los votos, porque podemos caer en el nivel y comportamiento de los que quieren justamente destruir el ordenamiento legal existencial.
Nuestro país no merece sucumbir ante el odio, la violencia, el negacionismo, el autoritarismo o una dictadura sangrienta que está siendo planificada por la alianza de las izquierdas extremistas.
Cuidemos de repetir esas absurdas frases que son impulsadas por frustrados o interesados en discursos que tratan de incentivar “cambios generacionales”, cuando lo que necesitamos es al revés: recuperar a las generaciones, a todas, sin exclusiones.
La edad no hace a la razón, el retroceso, tampoco.