El 06/06/2014 diversos medios de comunicación recogieron la primera declaración pública del Instituto del Ahorro: “La ONP no tiene presente, carece de futuro, es un crimen seguir afiliando trabajadores al sistema nacional de pensiones, una pirámide que sólo empobrece a sus aportantes y no les da, ni les permite, ningún sentido de pertenencia o propiedad sobre sus aportes”.
Casi nos linchan desde el Congreso de la República, desde el Gobierno de entonces, algunos medios de comunicación y por supuesto, los partidos políticos populistas y los que están en ese vaivén de las izquierdas.
La avalancha de críticas a una opinión transparente y probada en los propios Estados Financieros de la ONP (Oficina de Normalización Previsional) fue de tal magnitud, que nos obligó a seguir explicando el drama que vivían decenas de miles de afiliados a la ONP que no recibían pensión de jubilación o de invalidez, o sus beneficiarios no lograban tampoco recibir pensión de orfandad, de viudez o de ascendencia en el caso de los padres del trabajador fallecido.
De cada 100 aportantes, máximo 20 recibían algún tipo de pensión y 80 perdían todo su esfuerzo porque para la jubilación -por ejemplo- se necesitan mínimo 20 años efectivos de pagos y a la vez tener 65 años de edad, o contar con 55 años de edad y con 30 años de aportes efectivos (probados, no con la boleta de remuneraciones sino con la constancia bancaria del depósito efectuado).
Por ejemplo, si un trabajador de 67 años de edad aportó 20 años (240 meses) pero no existen registros bancarios de tres años (36 meses) de esos aportes en las cuentas de la ONP, resulta teniendo para la ONP 17 años cotizando y no alcanza al requisito mínimo de aportes. Entonces, simplemente perdió todos sus derechos el trabajador, porque no accederá a la pensión de jubilación y sus beneficiarios a ninguna de sobrevivencia.
En este ejemplo el trabajador tiene el requisito de la edad, pero no tiene como mínimo 20 años probados de aportes. Y la prueba (los 20 años de aportes como mínimo), la debe, la tiene que conseguir el afiliado a la ONP, porque en la ONP no cuentan con registros digitalizados de las Boletas y tienen a la fecha, más de 100 millones de documentos apilados uno sobre otro (para que de allí se busquen las constancias en procesos que demoran entre un año y a veces, 3 años por lo menos).
No es sólo eso, a los trabajadores se les descuenta el 13% pero ese descuento NO siempre va a las cuentas de la SUNAT y por su intermedio a las cuentas de la ONP, sino que muchísimas empresas del Estado, gobiernos regionales, municipalidades y entidades públicas en general “se apropian” de ese descuento efectuado al trabajador, se roban el dinero de las pensiones. Allí está el primer gran robo que hace el Estado a los trabajadores
Así, en esta suma de buscar Boletas y constancias, y de reclamar por los descuentos no depositados en la ONP, más de 128 mil afiliados a la ONP, desesperados y cansados de buscar Boletas de pago de remuneraciones, hastiados de no encontrar sus antiguas empresas para que les firmen y pongan un sello (firma y sello obligatorio) en una Constancia de Trabajo y en una Declaración Jurada del Empleador para “iniciar el trámite”, no para reconocer las Boletas de Pago, iniciaron demandas judiciales y procesos previsionales que llevan entre 4 y 15 años sin resolverse.
Es increíble, pero el lobby detrás del Estado es visible y no se le pone un “basta ya” sino que por el contrario, se extienden sus males, se legitiman sus atropellos y se protege el abuso. Una de las estrategias más usadas para tapar la incompetencia y el robo de los aportes al sistema nacional de pensiones, es atacar su “comparador”, en este caso, el sistema privado de pensiones, en este caso a las AFP.
Lamentablemente, salvo los primeros Presidentes del gremio AFP, luego se perdió el “dar la cara y sustentar la verdad” porque, según dijo en alguna oportunidad un ex presidente (que era aportante a la ONP, aunque Usted y yo no lo creamos hasta ahora) “todo es pasajero, todo se arregla” y, ya vemos ahora que la confesión del pasado no era una broma, sino un gravísimo error porque hoy en día, el sistema privado de pensiones se encuentra chantajeado y extorsionado entre la extinción provocada por el Gobierno y el Congreso o su afectación financiera, siempre y cuando no se atreva a ganar la guerra contra el estatismo, la mentira y el populismo.
¿Qué es entonces la ONP? ¿Qué les sucede a los aportantes a la ONP?
La ONP es una pirámide donde los que están en la punta (arriba), los pensionistas de jubilación, pensionistas de invalidez, pensionistas de viudez, pensionistas de orfandad, pensionistas de ascendencia (padre o madre del trabajador cotizante fallecido), se alimentan en sus pagos de todos los que aportan cada mes (abajo).
Es como la fila en la boletería del cine: todos van pagando secuencialmente, pero no para entrar a la sala del cine y ver alguna película, sino con la esperanza que “algún día” también les toque entrar y ver aunque sea algunos minutos de la película, o para decirlo en este caso de la ONP, para recibir de esos pagos “algo” que oscila entre 500 y 893 soles como techo, como pensión máxima si es que reúnes los innumerables requisitos que te exige… la ONP.
Recuerda que de cada 10, sólo dos alcanzan ese “algo” que hasta el año 2019 era en promedio 450 soles de pensión de jubilación y 225 de pensión de viudez, que ha subido a 250 soles luego de dos décadas.
Como verás, la ONP no es como una AFP donde cada uno tiene su Cuenta Individual de Capitalización, propiedad privada del trabajador (no de la AFP, ya que la AFP administra el Fondo individual para que a lo largo del tiempo, largo plazo, el Fondo individual crezca). La mejor evidencia de que el dinero crece y se respeta tu propiedad, es que más de tres millones de afiliados a las AFP han podido retirar hasta el 25% de su Fondo en esta etapa de pandemia. Nadie se lo había robado, como decían los miserables políticos que andan asustando a la gente.
Pero volvamos al tema de la quebrada ONP. En la ONP por ejemplo, yo pago este mes el 13% de mi sueldo, ese dinero me lo descuenta mi empleador, se lo deposita a la SUNAT en su “cuenta ONP” del Banco de la Nación y la SUNAT lo traslada a la ONP descontando también “sus servicios” (que dicen son de supervisión y verificación del pago mensual de cada trabajador, algo muy extraño porque todo está en línea).
A la ONP no llega tu 13% sino menos (ya la SUNAT se cobró una parte). Ese dinero que ingresa en las cuentas del Banco de la Nación, se traslada automáticamente a las “cuentas de pago inmediato de la ONP”, una de las cuales es justamente para el pago del mes en curso, de las pensiones de jubilación y las demás que describimos en líneas anteriores.
Hay otra cuenta ONP que se lleva un buen porcentaje cada mes también, esa es la “cuenta para la administración central de la ONP” o dicho en palabras más claras: para los gerentes, ejecutivos, oficinas, autos, gasolina, celulares, gastos de representación, viajes, y todo ese enorme presupuesto que sostiene a la burocracia y los malos resultados de la ONP. ¿Les pagas para que no te paguen tu jubilación?
Como ven, la ONP es una caja de traslado de dinero: Recibe tu dinero previa mochada de la SUNAT y distribuye para su bolsillo una parte y lo que queda, para el de los pobrisimos pensionistas.
Pero ese dinero NO alcanza. Entonces cada año, a mediados de junio y julio, recibe una multimillonaria transferencia del Tesoro Público, un equivalente cercano al 50% de su presupuesto anual de pagos (alrededor de mil millones de dólares). Esta historia se repite siempre.
Se le transfiere a la ONP del dinero de tus impuestos, porque la ONP es insolvente, nadie en su sano juicio le prestaría un centavo. ¿Pero porqué se mantiene una entidad quebrada?
Nos preguntamos entonces sobre la realidad que refleja la ONP: ¿Cómo puede ser que el Gobierno permita que una persona deposite su dinero en un banco estatal quebrado o en una financiera estatal “desfinanciada” que no le va a rendir nada por su dinero y además va a desaparecer todo ese dinero y encima, le dirá pon más -de tu dinero- para que siga estafándote? ¿Puede ser? Es así.
Como corolario, los actuales congresistas, con más desequilibrios que la ONP, absurdamente han propuesto y aprobado una norma legal para permitir una abstracción: “retirar el 100% de los aportes a la ONP”.
Y felizmente, repetimos, felizmente la Ministra de Economía ha despertado de su letargo e inexperiencia para responder con la voz firme y la palabra justa: ¿Pagar qué, si no hay fondos?