Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), un 10% de la población mundial depende de la pesca para su sustento; este porcentaje se concentra en su mayoría en países de ingresos bajos y medianos, en los cuales se agrupa el 50% de la pesca mundial. Esta actividad es importante para nuestro país debido a que la industria contribuye con el 0.7% del PBI, según información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Además, contribuyó con 76,721 empleos a nivel nacional en el cuarto trimestre de 2022, según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), y representa el 6.2% del total de nuestros envíos al exterior, según cifras de la Sunat.
El pasado 20 de marzo, la encuestadora IPSOS dio a conocer un estudio sobre la percepción de los pescadores artesanales acerca de los temas regulatorios de su sector. Esta tiene por objeto conocer la opinión que tienen los pescadores artesanales frente a temas específicos que competen a su actividad económica y las regulaciones existentes. Una de las conclusiones que ha hecho eco en la opinión pública es que el 93% de los entrevistados considera que los recursos pesqueros se encuentran sobreexplotados.
La industria pesquera como tal posee diversas regulaciones, las cuales dependen del tipo de especie que se quiera extraer. Así, cada pesquería cuenta con su reglamento de ordenamiento pesquero, que establece diversas medidas para asegurar la sostenibilidad del recurso, como vedas, zonas extractivas, cuotas, etc. Respecto de las cuotas de captura, estas se asignan para las principales especies de interés comercial, como la caballa, jurel, anchoveta, entre otras, y se establece con base en estudios científicos sobre la biomasa de cada especie y su capacidad de renovación. Por ejemplo, a mediados de 2022, según datos del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), la biomasa de anchoveta alcanzó los 9.8 millones de toneladas, de las cuales solo se permitió extraer el 35% con la finalidad de garantizar su sostenibilidad y conservación.
Para sumar a la discusión, en los últimos años, el número de embarcaciones artesanales en nuestro país ha aumentado significativamente. Esto ha generado una mayor presión sobre los recursos marinos en las primeras millas de nuestro mar. Según información de la ONG Oceana, en 1995 existían en nuestro país 6,268 embarcaciones, mientras que actualmente este número asciende a más de 20,000 embarcaciones artesanales. Este crecimiento, sumado a la informalidad, representaría un riesgo para la sostenibilidad de las especies marinas de nuestro litoral, ya que requeriría un mayor control y gestión responsable.
Sin embargo, si nos apoyamos en entidades internacionales, podemos divisar un panorama distinto. Las universidades de Yale y Columbia, en conjunto con la fundación McCall MacBain, publicaron el Índice de Desempeño Ambiental 2022 (EPI, por sus siglas en inglés), un sistema de clasificación internacional que mide la salud ambiental y la sostenibilidad de 180 países. En la categoría de pesca, se evaluaron la población de peces, el índice trófico marino y el pescado capturado por arrastre y dragado. Los resultados indican que el Perú posee un modelo de gestión pesquera sostenible, al posicionarse en el puesto 11 de 135 en el ranking global de pesca y el tercero en la región Latinoamérica y el Caribe. Además, resalta el puesto 4 en el mundo en cuanto a población de peces.
Estos resultados son importantes ya que, ante los ojos del mundo, contamos con un buen trabajo en el cuidado y conservación de los recursos pesqueros. Esto puede servir como ejemplo para otros países en vías de mejora del sector, así como atraer inversiones.
Es importante analizar los verdaderos problemas del sector pesquero. Por ejemplo, si consideramos que el sector alcanzó una tasa de informalidad laboral del 81.1% en el cuarto trimestre de 2022, según cifras de la Enaho, uno de los principales problemas que lo aqueja es la evasión legal y el cumplimiento de regulaciones, lo que llevaría a prácticas inadecuadas en algunas zonas de extracción.
Por otro lado, no debemos perder de vista que el sector acumuló los peores resultados económicos durante el año pasado, con una contracción del 13.7%, y sus expectativas de crecimiento han sido recientemente revisadas a la baja, del 11.6% a 5%, para este año, por parte del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Dicha situación sería motivada por los riesgos de efectos adversos climatológicos, ante lo cual los pescadores requerirán un adecuado apoyo gubernamental para mitigar la pérdida de crecimiento y de empleos que pueda ocurrir.
Si bien toda encuesta de percepción refleja el sentir de un grupo encuestado, esto no debería servir para sentenciar o caracterizar una actividad económica. Para ello, se requiere de la evidencia de los datos y de los números, con los cuales se puede sustentar el contexto en el que esta se encuentra.