Uno de los grandes problemas que se enfrenta una sociedad como la peruana, cuando de crisis se trata, es la multiplicidad de supuestos líderes que se arrogan la representación de todos, sea de un lado o del otro, sea los que no están con ninguno y a veces, con todos (paradojas de la peruanidad, ocurre también). Al final y al principio, nadie representa la voz mayoritaria y “los pocos que se meten a la sucia política, son los que se la llevan en bandeja” (en alusión a lo que roban, mienten o llenan el gobierno con gentes incompetentes, con sus familias y socios).
Pues bien –o mal-, eso es lo que está sucediendo ahora: minifeudos, caudillitos y autonombrados voceros del pueblo indignado se han puesto de nuevo, porque estuvieron varios meses en silencio, se han puesto otra vez a pedir que vayamos a las marchas, que hagamos bulla, que salgamos a pedir la vacancia o tal vez la renuncia de quien gobierna tan mal, como los que piden reemplazarlo seguramente, porque para ejemplos, como que no hay de donde sacar casos de éxito.
Me pueden decir que hay excepciones, por supuesto, excepciones que no dominan, que no deciden, que no roban ni mienten, que son extremadamente honestas y confiadas en que aún es posible encontrar voces libres de intereses en sus bolsillos, voces que podrían –suponemos, no lo sabemos- ser el cauce del cambio hacia el progreso y el desarrollo en Libertad y Democracia. Pero, la duda nos absorbe, lo lamento.
Hoy es enredado saber qué es verdad, qué es mentira, cuánto vale la verdad, cuánto interesa la mentira. ¿Y saben porqué sucede esto? Debido a las evidentes ambiciones y a la falta de integridad en los que pretenden ser “la voz de todos”. Así de sencillo.
¿Cuántos oradores del final de una marcha salieron a tu lado caminando todas las cuadras de cada calle, desde el principio, con su Bandera, con la gente que convocaron? (otra pregunta…¿Convocaron a alguien más, sus esposas, hijos, sobrinos, amigos, vecinos, colegas?).
¿Cuántos de los de la zona VIP estuvieron todas las horas que tú lo hiciste, gritando, cantando, ayudando a organizar los escalones de la marcha, apoyando en que los autos no interrumpan la secuencia de la multitud que avanzaba?
No se trata de “vamos todos” y al final –y desde el principio- te convierten en elemento de uso, en “aplaudidor”, eso no es conovocatoria para una lucha, eso es aprovechamiento de la dignidad, justo cuando un gobierno está pisoteando dignidades.
Ejemplo falta, honestidad y transparencia, faltan.
Pero a pesar de todo, vamos a las marchas porque pensamos que peor que lo que gobierna no hay, y es cierto, pero no vamos a permitir que los que están cerca de lo peor, pretendan reemplazarlos, porque así no es.
Imagen referencial, Presidente del Congreso, de Acción Popular (que no apoya la vacancia)