Me escriben de distintas partes y coinciden los comentarios en afirmar que eso que llaman abusos sexuales en realidad son violaciones a menores de edad, a jóvenes y sobre todo, a niños. Y que en afán de ocultar y proteger los métodos empleados, los recursos utilizados y a los implicados, representantes o funcionarios de Oxfam, influyen en los medios y en algunas autoridades para se diga solamente…abusos sexuales. Qué sinvergüenzas, son violadores, son criminales los que usan la fuerza y el poder, induciendo con amenazas, engaños, dinero, licor o drogas a cualquier persona, en especial si se trata de niños, para destruir sus vidas.
El silencio de las otras ONG de similares comportamientos y actividades es notorio. Sabemos perfectamente que están armando su campaña de defensa y ataque, buscando por donde exculparse y a la vez, tapar sus crímenes con los de otros. Pero la respuesta mundial es unánime en el rechazo a Oxfam y sus prácticas de abusos. Solamente en España y el Reino Unido, ya son miles de personas y familias las que están retirando sus aportes de dinero a una organización que ha callado años de años, encubriendo y protegiendo a criminales, mientras por otro lado alentaba conflictos políticos y sociales.
Pero aclaremos, ayuda a cambio de sexo no es la verdad, abuso del poder y del dinero con fines de perversión sobre niños y jóvenes, esa es la verdad que ocultaron durante años los directivos de Oxfam. Querer cambiar la acusación hacia una supuesta ayuda con dinero, a cambio de sexo, es el cuento que nos quieren hacer creer los de Oxfam y sus aliados, para que no pierdan los fondos que reciben de miles de personas que condenamos sus actos delictivos.
Pretenden minimizar los delitos de abusos sexuales y violaciones, diciendo que eran actos personales, fuera de hora…pero en sus oficinas, con su presupuesto, a sabiendas. Miserables.
Veamos cómo hacían para tener el control sobre la vida de niños y adolescentes. Las oficinas y viviendas de Oxfam en Haití, eran una puerta giratoria –como en otras partes del mundo- por la cual entraban algunos trabajadores con antecedentes de comportamientos claramente delictivos. Mandarlos a un lugar tan alejado de las noticias y las comunicaciones, con tanto dinero en sus manos, no parecía generar problemas. Por eso, estaban llenos de poder en un país pobrísimo, a veces con presupuestos más grandes que los del propio gobierno, y en consecuencia, las autoridades nacionales les temían y a la vez les protegían, ayudaban y aseguraban impunidad. Total, los de Oxfam tenían todo en sus manos, dinero, vehículos, vivienda segura, ropa, medicinas, alimentos y poder sobre el gobierno.
Contrataban mercaderes de la prostitución para que les llevaran a menores de edad, jóvenes y también niños, a unos ambientes preparados para sus orgías y desenfreno, con alcohol y seguramente muchas drogas. Allí les hacían consumir esas porquerías a sus víctimas y si algo reclamaba alguna de ellas, las golpeaban. Testimonios reservados de víctimas están saliendo a la luz, aunque los registros policiales y hospitalarios no son confiables. Se menciona por eso la complicidad de la Policía Haitiana, que se inclinó rápidamente a ese tipo de encubrimiento y corrupción.
Prácticas habituales, una costumbre terrible sembrada por años en un país devastado en la miseria y la criminalidad, el tráfico de drogas, la venta de órganos humanos, la trata de personas. En medio de todo eso, se instalaron los embajadores sexuales de la planilla de Oxfam, provisionados de dinero, mucho dinero y otros recursos.
Pero no sólo en Haití han sucedido y quizás sigan ocurriendo algunos de estos hechos. También en el lejano Sudán del Sur, donde las denuncias de violación se van sumando a la gravísima afirmación de Helen Evans, directora de prevención interna de Oxfam entre 2012 y 2015 quien aseguró la existencia de una “cultura de abusos sexuales en ciertas oficinas” en particular violaciones o intentos de violación en Sudán del Sur, Haití, Chad y Gran Bretaña.
“Helen Evans, también advirtió sobre los ataques contra niños voluntarios en las cientos de tiendas de caridad a cargo de la compañía internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales británicas” reseña la prensa londinense.
A esto se suma la hipocresía de Oxfam, cuando se acaba de descubrir que dos de los directivos denunciados están recolocados en OXFAM Bangladesh, otro destino alejado, prácticamente incomunicado y donde la perversión, explotación laboral y sexual es incontrolable y eso, lo sabe muy bien Oxfam.
Es decir, la puerta giratoria funcionando con absoluta impunidad, porque lo que ocurrió en el Chad el año 2006, también continuaba en el 2010 en Haití y no sabemos por el momento adonde más. Mientras tanto, los implicados, seguían recibiendo dinero de donaciones para dañar la vida de niños, jóvenes y personas desesperadas.
Shaista Aziz, ex trabajadora humanitaria de Oxfam nos comenta en The Guardian y en la versión on line eldiario.es lo siguiente….“Cuando leí las revelaciones de que trabajadores de Oxfam pagaron por sexo en Haití, quizás a niñas menores de edad, mientras el país intentaba recuperarse de un terremoto, no me sorprendí en absoluto. Tampoco me sorprendí cuando se supo que el hecho había sido encubierto “.
Sumemos al acoso, el abuso sexual, las violaciones, también el racismo y la explotación laboral, todo un engranaje de corrupción, delincuencia e intimidación en nombre de una ayuda humanitaria que ha perdido su razón de ser, para transformarse en una abominable conducta oculta durante años, para seguir recibiendo dinero de gentes buenas, que terminaron en manos de gentes despreciables.
Oxfam ha estado implicada también en asuntos internos del Perú, como los casos de Bagua, Conga, Espinar, Tía María, entre otros, donde la estrategia es denunciar una supuesta criminalización de la protesta en el Perú, afectando el desarrollo nacional. Del mismo modo, Oxfam está abiertamente impulsando una agenda pro aborto libre y trabaja, según ellos mismos informan en su página web, con jóvenes, lo que nos pone nuevamente en alerta, porque lo que sucede en otras partes del mundo, podría estar ocurriendo aquí también.
La inmensa suma de dinero y poder que Oxfam ostenta en Cajamarca y otras regiones, con aliados potencialmente riesgosos para la paz y la tranquilidad ciudadana desde nuestro punto de vista, nos hacen exigir al gobierno una severa e inmediata aclaración, porque nuestros niños y jóvenes no pueden estar expuestos a la presencia de conductas como las que ha permitido y encubierto Oxfam en Haití y otras partes del mundo.
El gobierno actual, extremista de izquierda, es un aliado de ONGs cercanas o comprometidas con Oxfam, y eso, es un peligro que debe terminar ahora, no después.
Pero esa historia de escándalos, abusos y perversiones no solo fue antes, ahora continúa…
“Oxfam despide a trabajadores tras una investigación sobre acusaciones de abusos sexuales y acoso en Congo. El director ejecutivo de la ONG, que ya se vio afectada por un escándalo similar en 2018 en Haití, dicen que pide disculpas” pero nadie le cree.