Suben los precios cada vez más y mientras tanto, los medios de comunicación que se acomodan a encubrir la realidad, mientras suben sus costos de protección de lo irreal -ese es el nuevo periodismo de la era gorritiana-, hacen que los ciudadanos y sus familias miren de costado, se entreveren “en noticias” que no lo son (se trata de encumbrar el chisme, el mal dato, el habría y el quizás, para distraerte y poco a poco confundirte o alejarte de la realidad por aburrimiento). Los medios se juegan la planilla de cada mes y el bono de cada año, escribiendo y sumando campañas de desprestigio y de demolición, ese es el arte del nuevo periodismo idealizado e ideelizado por cancerberos y truhanes de la desinformación, por los que han convertido la comunicación en petardeo de odios y rencores, propios, alquilados y en venta a los mejores postores, los que vienen de la corrupción y la impunidad que los alimenta y alienta.
Cada vez hay menos empleo digno y menos trabajo en condiciones de respeto y abrigo en leyes laborales que protejan, impulsen y hagan que las personas sientan que sus todos derechos, van de la mano con todas sus obligaciones. No hay un balance y entonces esa inundación diaria de mentiras sobre la realidad, hace “que sientas como cierto, que es así”, que nada va a cambiar lo que sucede, porque “es así”.
Este fino manejo de la inyección de la irrealidad, lo hacen con destreza las oenegés de la militancia del odio, subvencionadas por millonarias estructuras de toma de poder, sin plazos ni urgencias, porque la idea de ellos es sembrar, esparcir, llegar y no retroceder. Por eso alientan peleas entre amigos, diferencias entre hermanos, divisiones entre ciudadanos de una misma tierra y sangre. Por eso la familia matrimonial es un obejtivo de desvalorización y condena permanente, por eso el respeto es un tema que hacen que se vea como risible, absurdo, pasado de moda y entonces, ofender al padre o a la madre, acusarlos de lo que sea y como sea, es la respuesta de la mente atolondrada que se invade para dañarla y hacerla un nuevo robot de la nueva estupidez humana, sin amor, sin cariño, sin logros, sin ejemplos…automatizada.
Te roban, te mienten, te matarán inclusive y lo sabes sin ponerlo en duda, pero aún sabiendo todo ese devenir, dejas que suceda, porque “es así”. ¿Te das cuenta? Hemos entrado a la secreta conformidad del sufrimiento ciudadano, que beneficia a los ladrones, a los criminales, a los nuevos políticos, a los que degollan vidas antes de nacer y todo eso, lo fomenta, justifica, defiende, proclama y aplaude “el nuevo periodismo de la era gorritiana”, que ahora ha soltado decenas de esclavos del pensamiento irracional a ponerse en fila delante de su ídolo del odio. ¿Ya ven? El cáncer mediático no es una enfermedad, es un discurso convertido en virus permanente.