Ocurre que es la primera vez que en el Perú se cuenta con un Ministro de economía y finanzas que conoce bastante del tema previsional (pensiones y jubilaciones) como para ser sorprendido por los “nacionalistas” que quieren igualar en la pobreza a todos los trabajadores y en el otro extremo, por los operadores financieros que quieren reemplazar el ahorro individual por un invento monopólico a cargo del Estado, con algunos maquillajes de gestión de fondos en manos de privados (de allí el interés de un grupo internacional que puso un ministro a su medida hace varios años) y también, alejado el Ministro actual de posiciones dogmáticas que son la piedra del retroceso, el atraso, el caos y nuevamente, la quiebra del ahorro de unos y el aporte de todos. Un Ministro que en medio de tan pobre representación política, se siente como una pequeña fuerza técnica de aguante, ante la diversidad de intereses subalternos que inundan al gobierno que se mueve entre sus propias tempestades y escándalos.
Pongamos mucha atención a ese título que ostenta en su trabajo el ministro: “de economía y de finanzas”, porque no se trata de un gastador compulsivo, ni de un guardián de la caja fuerte y todo eso, le molesta a sus colegas ministros del gobierno, y por supuesto a los congresistas de esa misma vereda.
Comprendamos bien: En nuestra nación coexisten sistemas de pensiones. El privado (con las AFP o administradoras de fondos de pensiones) y el público o estatal (con la ONP u oficina de normalizacióin previsional).
Las AFP tienen la responsabilidad de hacer crecer en el tiempo el ahorro de casi siete millones de afiliados, muchos de los cuales han ido retirando parte o la totalidad de sus Fondos o CIC (cuentas individuales de capitalización) a causa de los efectos de la pandemia y de las equivocadas políticas económicas llevadas a cabo por los gobiernos precedentes al actual (desde Humala en especial, pasando por el lobista PPK, el insensible y despiadado Vizcarra, hasta el relacionista público de Sagasti), cuyos efectos fueron deteriorando las capacidades de pago, subsistencia y ahorro de los trabajadores y sus familias. Sin embargo, el dinero creció de acuerdo al tamaño de cada CIC y no existen denuncias de malos manejos, pérdidas del capital o negación de retiros en cuanto la ley les ha favorecido.
La ONP en cambio es un desastre financiero, administrativo y de gestiones heredadas hacia la quiebra de una organización que pudo haber construido una esperanza previsional para sectores desprotegidos o con poca perspectiva en sus horizontes laborales y de ingresos.
Los populismos, la demagogia, el afán de cálculos políticos y el mercantilismo de izquierda y de derecha, destruyeron a la ONP, y condenaron a cientos de miles a no tener nada, ni pensión, ni jubilación.
Por eso, nosotros creemos en el Instituto del Ahorro que la sostenibilidad de los sistemas de pensiones pasa por un necesario equilibrio entre un sistema público y uno privado, donde cada uno tenga bien delimitadas sus fronteras y alcances, pero donde el sistema público funcione correctamente, que no sea una caja de beneficiencia sino de impulso al progreso financiero para la jubilación, que se constituya en un sistema sostenible en el tiempo y que permita migrar a mejores escenarios de ahorro individual.
¿Es posible todo esto? Sí, nosotros lo venimos sosteniendo hace más de diez años y creemos firmemente que se debe trabajar en paralelo pero de forma independiente cada sistema, sin mezclarlos, ni siquiera suponer que son complementarios. Cada uno es autónomo y tiene su propio perfil, su identidad y administración previsional.
El Ministro sabe muy bien que un sistema privado de pensiones, es en esencia una plataforma contractual de gestión, protección y crecimiento del ahorro individual para las pensiones y la jubilación; se firma un contrato que debe respetarse y que brinda una serie de oportunidades en el curso de su existencia. Nadie puede interferir ni variar ese contrato, en todo caso, únicamente las partes, pero no el Congreso, ni el gobierno.
En el otro flanco, el del sistema nacional de pensiones de reparto, el tema necesita decisiones, nada más:
- Cerrar el acceso a la ONP, bajo las actuales condiciones de gestión de los aportes, a nuevos afiliados.
- Garantizar un mejor panorama previsional para los aportantes de 5, 10, 15, 20 y más años.
- Dar proporcionalidad a los años y aportes para acceder en mejores condiciones a pensiones anticipadas o definitivas.
- Implementar Cuentas Individuales de Gestión Previsional
Hay varios temas por debatir técnicamente, no políticamente. Y en ese debate, vamos a seguir contribuyendo.