Hoy se colocaron dos tuits muy significativos, los mismos que vamos a transcribir a continuación:
“La izquierda necesita generar inestabilidad, caos y disminución de la actividad productiva, para movilizar el odio como excusa de los efectos de ese caos. Los dirigentes de la izquierda nunca participan de la protesta, envían a sus víctimas y ruegan porque alguno fallezca”
“La subversión, el terrorismo, es como el ADN de la izquierda golpista del partido comunista Perú libre que incita al enfrentamiento, promueve el odio y el resentimiento, mientras se aísla del pueblo que dice defender, para seguir usándolo cobardemente en sus acciones violentas”
Uno puede preguntarse ¿Es posible todo esto? Y la única respuesta es “sí”. Pero lo más importante que guarda esa respuesta es que la subversión viene con mucha fuerza y maldad desde las redes sociales y cuando decimos fuerza, nos referimos al incontable número de “trols” y “personajes fantasma” que se esconden en sobrenombres, falsas identidades, suplantación de personas creando perfiles inválidos y no autorizados, grupos que son nada más que una cuenta que repite atrocidades e insultos. Unida a esa tropa virtual de anónimos “enmascarados”, se puede ver una lista conocida de sus operadores políticos en las redes sociales, personajes frustrados que han fracasado repetidamente como candidatos a lo que sea (al congreso, alcaldías, como regidores o asambleístas regionales, a colegios profesionales y hasta postulando a las juntas de vecinos de sus barrios).
La suma de cuentas falsas y de actores políticos falsos en las redes sociales, es decir de mentirosos y manipuladores, no termina allí, porque se adhieren organizaciones que también son “puro nombre y cero representatividad” siendo una larga lista que nadie conoce ni reconoce, partidos políticos “en formación” pero desde hace décadas que no se inscriben y los infaltables medios de propaganda de la ultraizquierda, que no son medios de comunicación como señalamos, sino de propaganda, que repiten y repiten slogans, ante su carencia de idea y propuestas.
Todo esto ocurre en una batalla desigual, porque esos grupos y operadores de la subversión cuentan con un millonario respaldo financiero que proviene de cuatro fuentes muy bien identificadas en nuestra opinión:
- El narcotráfico y la minería ilegal y contaminante.
- Las cuentas ocultas del MRTA y Sendero luminoso (productos de sus robos, secuestros, chantajes, extorsiones y protección a los vuelos con embarques de drogas hacia Colombia y desde Bolivia).
- Las valijas diplomáticas que se cargan en México, Cuba, Nicaragua, Venezuela y Honduras, las mismas que tienen varios destinos intermedios, como algunas oenegés.
- Dineros públicos que son usados por medio de algunos Gobiernos Regionales (para financiar la presencia de Evo Morales por ejemplo, o contratar servicios de militantes “asesores de crisis” en las redes y algunos medios, fingiendo al proveedor para encubrir esos pagos).
Todo esto que ocurre, no es casual, ha venido escalando en el tiempo y ha sido empleado en permanente coordinación, lo que se evidencia en la salida de mensajes en serie con el mismo o muy parecido texto, desde las cuentas identificadas.
Ahora que producto del autogolpe del extremista Pedro Castillo han perdido parte del control de los dineros públicos del gobierno central (pero aún quedan agentes comunistas encubiertos en vice ministerios, oficinas estatales o superintendencias y organismos reguladores), han comenzado a buscar que el ataque sea más directo y ya no “expansivo” como lo venían desarrollando. Por eso, la ultraizquierda y sus redes sociales de odio están impulsando abiertamente un solo objetivo: la subversión y las nuevas formas de terrorismo, desde el denominado “terrorismo blanco” en las redes sociales, hasta el clásico elemento de la violencia con bloqueos de carreteras, amenazas a comerciantes y transportistas, ataques con armas artesanales y explosivos a la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, a fin de buscar, de crear víctimas propias que sirvan de bandera de protesta, ira y revolución.
Crear caos, generar cólera, inventar víctimas, matar a sus propios camaradas, esa es la meta inmediata de la ultraizquierda desesperada porque pierde el control del aparato público, porque hay una Fiscal de la Nación valiente y poco a poco, un Poder Judical respondiendo a la altura de su deber, porque ahora tenemos un Tribunal Constitucional alejado del alquiler por sus sentencias y en especial, porque las izquierdas violentas ya no engañan con sus voceros cobardes de la caviarada ramplona y promiscua, que venía por décadas destruyendo la frágil democracia que aún subsiste y parece querer respirar Libertad.
La pelea es por la Libertad, hay que dar la pelea.